viernes, 2 de enero de 2015

EL PRIMER CUENTO DE MI LIBRO

CANCIÓN DE CUNA
Muerte súbita. Es lo que dijeron. ¿Cómo puede alguien morir así, de repente, sin razón alguna? No lo entiendo. No lo puedo entender, no lo entenderé jamás.

Fría noche del mes de junio. Amalia es una mujer de cuarenta años, poco sociable; fue abandonada como un paquete en la puerta de una iglesia cuando tenía apenas unos meses y despedida del orfanato a los dieciocho. Trabaja de mesera en un restaurante mediocre. Hoy regresa a la pensión a las once, hora de cierre. No viene cantando; ni siquiera tararea. Está apurada por llegar a su cuarto frío y solitario de todos los días y todas las noches. Cien metros antes de la puerta de entrada, tres muchachotes la sorprenden, la golpean, la violan, uno a uno. Es el momento de mayor intimidad que Amalia ha vivido con hombre alguno. Bañada en sangre y semen, pasa la noche lavando y curando sus heridas. No siente odio. No siente nada.
Dos meses después se da cuenta del embarazo. Y contra toda predicción, experimenta el calor de la felicidad. No le importa otra cosa: será madre y nunca renunciará a su hijo. Ella no es esa mujer que la metió en una caja.
Los días y las semanas no se detienen. Su panza puntiaguda sobresale del papel que escribe al tomar los pedidos de los clientes. Tiene los ojos brillantes y una sonrisa soldada en su boca. Quienes la conocen creen que es verdad lo que cuenta: se enamoró y él trabaja lejos de la ciudad. Aunque les parece extraño. Amalia: una mujer fría en plena transformación.
Arrorró mi niño, arrorró mi amor…
Ocho meses después toma su licencia. Prepara el ajuar y al momento de las esperadas contracciones va sola, como siempre, al hospital. La habitación queda lista para recibir al niño (porque su instinto le dice que lo es): moisés, ropa, juguetes, globos de bienvenida. Sin invitados ni acompañantes ni amigos que no tiene. Regresa con su bebé por las mismas calles en donde la atacaron. Ya no recuerda. Lo ha borrado de su memoria.
Arrorró pedazo de mi corazón…
Manuel muere sin razón, sin un llanto de protesta. Cuando los paramédicos que acuden a su llamado se lo arrancan, Amalia se sumerge en dolor. Dos meses se mantiene dentro del departamento sin comer ni dormir, alimentándose sólo de lágrimas. Pero también quiere olvidar esto.
Este niño lindo que nació de noche…
Pasada la congoja, de regreso al trabajo carga la mochila del bebé y sus compañeras, alborozadas, se acercan rápidamente para conocer al hijo.
Amalia dice: —Se llama Manuel y lo amo. 
Ríe a carcajadas, mientras levanta un muñeco de trapo de ojos negros con un moño celeste. Lo acuna durante un tiempo que a las chicas se les hace eterno. Estupefactas, sus rostros no solamente son signos de interrogación sino  asustadas máscaras frente a lo incomprensible. Ella continúa riendo y dando de mamar al juguete.
Quiere que lo lleven a pasear en coche…
Una ambulancia se la llevó al Hospital Neuropsiquiátrico.
No hubo forma de separarla de Manuel.




lunes, 29 de diciembre de 2014

A TODOS: AMIGOS, SEGUIDORES, COMPAÑEROS

NO QUIERO QUE SE TERMINE ESTE AÑO SIN DESEAR LO MEJOR PARA TODOS: PAZ, SERENIDAD EN LAS EMOCIONES, SALUD EN EL CUERPO Y LA MENTE Y MUCHÍSIMA IMAGINACIÓN PARA ESCRIBIR COSAS QUE IMPORTEN Y MODIFIQUEN A NUESTROS LECTORES
¡¡¡ FELIZ AÑO NUEVO!!!

domingo, 21 de diciembre de 2014

ESA OBSTINADA COSTUMBRE DE MORIR

COMPARTO CON MIS SEGUIDORES Y AMIGOS LA ALEGRÍA DE VER MI LIBRO EN LOS ESCAPARATES DE LAS LIBRERÍAS.
El libro se sigue vendiendo y pueden conseguirlo en:
MERCADO LIBRE con envío por OCA código de Publicación #534012952


o en Facebook: 
editorialparaisodeldiavlo.mercadoshops.com.ar





lunes, 8 de diciembre de 2014

UN DIA COMO HOY... EL DOLOR


Un día como hoy moría un grande. Un ser especial y distinto que amaba a la humanidad. Qué raro, no? Amara a la humanidad, imaginar que todos nos queremos, que no hay barreras, ni países, ni gobiernos. Un ser a quien todos querían, menos uno, el que nos lo arrebató.

martes, 2 de diciembre de 2014

CASI UN SABIO

#22N #UnDíaComoHoy de 1900 nacía BERNARDO VERBITSKY. #114añosBernardoVerbitsky Novelista, ensayista, periodista, guionista cinematográfico y miembro de número de la Academia Porteña del Lunfardo, narrador caracterizado por su realismo emotivo y analítico, fue autor, entre otras obras, de Es difícil empezar a vivir, Villa Miseria también es América, Un hombre de papel, Octubre maduro, Enamorado de Joan Baez, íQué muchacha loca!, La esquina, Calles de tango, que fue llevada al cine por Hugo del Carril con el nombre de Una cita con la vida. +Agencia Télam 

LA FRASE




sábado, 29 de noviembre de 2014

de mi libro ESA OBSTINADA COSTUMBRE DE MORIR

ACECHADA
La mirada del Cristo que me sigue de un lado al otro de la habitación se clava en mi nuca como un estilete. El cuadro, única herencia de un tío que perteneció a la Acción Católica, llegó a mis manos hace una semana, acompañado de una esquela:
CRISTO TE OBSERVA AUNQUE NO CREAS EN ÉL.
                               Y TE PERDONA.
Lo apoyé en la chimenea del living, demostrando cierto respeto hacia un ser muy querido.  
Ayer me levanté y, sin vestirme, fui a la cocina a desayunar; todavía estaba con los ojos entrecerrados. Antes de cruzar la puerta vaivén me detuve en seco. Esa mirada había bajado de la nuca hasta mi trasero. No pude soportarlo. Me saqué una chinela y se la tiré. Tambaleó.
Hoy al despertar elaboré una estrategia: imitando a un reptil, iba a  arrastrarme sobre el plastificado por delante del hogar.
A mitad de camino sentí el cansancio del pucho y me recosté boca arriba. Por alguna razón misteriosa el cuadro, que había caído hacia adelante, sobresalía lo suficiente como para que los malditos ojos se clavaran en mis pezones.
Me pregunto qué habrá querido decir el tío Raúl. Ese Cristo, de verdad me observa, pero todavía  no sé qué debe perdonarme. Tal vez que tengo pensado dibujarle anteojos oscuros con carbonilla. Si no resulta, con todo el pesar de mi alma no creyente, ¡voy a tirarlo, tío!
Ya bastante tengo con los ojos de mi marido que están en cloroformo en el frasco de vidrio sobre la mesita de luz. El cuerpo enterrado en el jardín no molesta.



martes, 25 de noviembre de 2014

Un cuento de mi libro ESA OBSTINADA COSTUMBRE DE MORIR

DEBUT Y DESPEDIDA
Mientras César escucha un bolero gris que habla de amores infames, sale de la ducha, se cepilla los dientes y piensa. Hoy formará parte del jurado en un caso de homicidio múltiple. Es su primera vez, su debut. Se juzga importante como cola de pavo real desplegada: la vida de ese hombre depende de él. Y su mujer le dijo que está orgullosa.
Anoche ella le preparó su traje, la mejor camisa, su única corbata, las medias; no olvidó lustrar los zapatos. Él piensa que, como siempre, tiene todo bajo control. Si supiera…
El caso está impregnado de misterio y locura: el acusado en cuestión (al que considera inocente hasta que le prueben lo contrario) parece haber matado a su esposa, su suegra, sus tres hijas e intentó suicidarse bebiendo una botella de litro de detergente concentrado. Obviamente no lo logró porque hoy estará en el banquillo.
César, jurado novel frente a este caso tan complejo, está decidido a ser absolutamente imparcial y objetivo, aunque bien sabe que él mismo ha evadido serias responsabilidades: salvó  su pellejo varias veces después de matar las indeseables mascotas de sus vecinos, decidió acelerar la muerte de su padre iracundo con cloruro de potasio y dejó sin vida a la última prostituta con la que estuvo.
Antes de vestirse toma la afeitadora…  ¡rota! Se pregunta por qué el mundo está en su contra, por qué nada es perfecto, por qué todo es al fin y al cabo una porquería… Se mira en el espejo y la barba crecida le parece sucia, desprolija. No puede concurrir así al Tribunal. La ira lo empantana. Saca el revólver de la cómoda y pone una almohada sobre la cabeza de su mujer dormida, que se agita al tratar de liberarse: no hace a tiempo. Suena el disparo junto con la recriminación: “¡¡¡Te dije que quiero tener siempre mi afeitadora nueva y  lista!!!”
Minutos después se escucha la sirena policial.
Lamenta que hoy no tendrá el honor de juzgar al homicida múltiple.
Muy pronto él será el acusado.



miércoles, 19 de noviembre de 2014

ESA OBSTINADA COSTUMBRE DE MORIR

adelanto el PRÓLOGO que por rarezas que hago va en la contratapa:

Nadie muere de muerte natural. Se muere de soledad, traición, sufrimiento físico, cansancio, vejez, crimen, suicidio, eutanasia, hasta por silla eléctrica.
Parece algo remoto, pero se va acelerando con sigilo hacia la quietud, el silencio, el tiempo suspendido: hasta terminar desnudos como al nacer.
No conozco demasiadas cosas que ofrezcan una seguridad absoluta; salvo la muerte.
Al final todos somos víctimas: de nosotros mismos, de un asesino, de una enfermedad, de un accidente. Pero nada en la vida nos prepara para ese instante.
Sea como sea, tenga quien tenga el control, no hay por el momento más salida ni escapatoria.
Este conjunto de relatos no pretende ser un catálogo de las maneras en que las personas mueren. Tal cosa sería inalcanzable ya que cada uno termina a su modo, solitario e irrepetible. Son sólo algunas formas de convertirse en víctima.
Soy una escritora cínica, escéptica e irónica para la cual la muerte es la única certeza. No me acostumbro aunque sé que es fatal y necesaria. La gente debe morir. Pero los seres humanos siempre se las ingenian para ponerle algún significado a este absurdo que es la vida.
Al morir, dejamos gran cantidad de sobrevivientes que tras el llanto, esconden una sensación de alivio que es egoístamente humana e inevitable. Devienen  la resignación, el recuerdo y por fin el olvido.
Somos hijos de una interminable lista de muertos. Y por más que queramos con nuestra memoria arañar algo de esa infinitud tan deseada, al fin todo termina, todos terminamos.

Vivos o muertos somos menos que una mota de polvo, que una chispa de fuego en el universo.

jueves, 13 de noviembre de 2014

martes, 11 de noviembre de 2014

ESA OBSTINADA COSTUMBRE DE MORIR Presentación

Rodeada de amigos, escritores, lectores que recorrían la Feria del Libro de Mar del Plata Puerto de Lectura, disfruté como nunca de la presentación de mi libro. Presentación que hizo con mucho conocimiento, seriedad y humor el escritor, dramaturgo, actor y director de teatro, mi amigo Felix Bello. Como si fuera poco, la escritora Guillermina Sanchez Magariños comentó con mucho humor también la tarea conjunta de corregir afiladamente los textos, tarea que nos llevó casi un año. Yo leí el prólogo donde fundamento, creo, el porqué del título y del tema que circula por toda la obra: la muerte. Después Guillermina leyó uno de los cuentos y cuando ya dábamos por terminado el evento, el público pidió que se leyera otro cuento más, al que había hecho referencia Félix. Y todo fue con naturalidad, alegría y agradecimiento de mi parte a quienes hicieron posible este proyecto, este sueño; especialmente a mi amigo y editor Gustavo Fogel (que presentó a continuación su propio libro La Carabina de Dios)  Un placer para los que tanto trabajamos con nuestra imaginación, nuestro esfuerzo y nuestro meticuloso trabajo de corrección,a mi modo de ver la parte más deliciosa aunque ardua de la creación. Gracias a todos.




martes, 4 de noviembre de 2014


El 8 de Noviembre a las 18 hs. en la sala CRONOPIOS de la Feria del Libro de Mar del Plata 

presentaré mi nuevo libro, fruto de un año de imaginación, escritura, corrección y esfuerzo. 
   ESA OBSTINADA COSTUMBRE DE MORIR



Cuentos en que se mezcla el suspenso con el género negro. 
Me gustaría que compartieras conmigo este evento tan importante para mi.
Agendalo por favor. Te espero. 
(Plaza Mitre, Avda. Colón y Mitre)

lunes, 27 de octubre de 2014

UNO DE CIENCIA FICCIÓN

COFRADÍA
          — Le digo que se podía haber salvado. ¡No es justo! De no creer…Dios me perdone, pero es culpa de los médicos que se haya muerto. Y no me pregunte por qué, pero yo sabía que iba a pasar esto… un presentimiento ¿vio?
          — Por favor, Rosalía, cuénteme despacio, tranquila, así yo puedo tomar nota.
 —    Bueno, señor…
 —    Villar.
          — ¿Me va a sacar fotos? No quiero aparecer… porque van echarme del hospital. Bastantes problemas tuve ya. Que la gente se entere de lo que pasó, eso sí. Los médicos no quisieron hablar pero yo no puedo callarme… Acá el padre Ángel no me va a dejar mentir. Ahora me siento. Primero voy a hacerles un café.
El periodista de Teleinvestigación, sentado en un sillón, en la casa de la enfermera Rosalía, observa y anota mientras ella está en la cocina: ambiente de clase media baja, un jarrón con flores de plástico, un crucifijo de madera en la pared, fotos familiares, un gato negro en el sofá. El cura ya estaba cuando él llegó. Hasta ahora no han cruzado palabra.
      — ¿Sabe? Rosalía es muy devota y absolutamente sincera. Lo que le cuente es lo que vio, se lo aseguro.
Villar asiente.
La mujer entra con una bandeja y sirve café para los tres. Cada uno agrega azúcar en silencio, pensativos.
        — Bueno, vamos desde el principio y despacio… necesito apuntar todo con el mayor detalle. Usted sabe que el Canal es serio y no puedo comprometerlo con errores o inexactitudes.
Rosalía comienza a contar entonces su versión de lo sucedido.
      — Este hombre, Páez, llegó al hospital el 1° de febrero, pero del año pasado, el 2006, en la ambulancia que pidieron los vecinos de Villa Argentina; se desplomó en la vereda mientras caminaba. Trataron de reanimarlo y nada. Pensaron que era el corazón y llamaron enseguida al Hospital. ¿Voy bien o muy rápido?
        Villar asiente.
        — En la guardia le hicieron RCP y recién a los diez minutos se estabilizó. Pero seguía inconsciente. Entonces lo subieron a Terapia. La policía, mientras, trataba de localizar a algún pariente. Resulta que no había hecho el cambio de domicilio, y en el del documento no sabían nada. Se había mudado hacía años. Yo me hice cargo porque esa tarde estaba de guardia. Los médicos indicaron las pruebas de rutina…ya sabe, sangre, orina, temperatura, electrocardio, electroencéfalo, presión arterial… lo de siempre, ¿vio? Tómese el café, señor…
         —    Villar
       —    Era un hombre de unos cincuenta y pico, pero muy bien llevados… calvo; cuando lo desvestí, me di cuenta de que la ropa era muy buena, estaba limpio y afeitado; el corazón latía normalmente, la presión 130-80. Lo único, me llamó la atención que estaba muy, muy flaco. Cuando llegaron los resultados del laboratorio… todo normal. Nada indicaba enfermedad. Pero no volvía en sí. Y pasaban las horas… y no había caso. Entre nosotros, me hizo acordar mucho a mi papá que tiene más o menos la misma edad y vive solo, allá en el norte. Quería ayudarlo. Lo veía tan desamparado al pobrecito…
 —  Vaya más despacio, Rosalía por favor. Estoy acostumbrado a usar grabador y esta mañana se  me trabó. A mano no hago tan rápido.
           — Bueno… le contaba que la policía no podía saber adónde vivía Páez. ¿Ve por qué es importante registrar los cambios? Después pasan estas cosas. Cuando salga por televisión acuérdese de recomendarles a todos que tengan los domicilios actualizados. Bueno, al final, tres días después, no sé si por la cuenta del gas o de la luz, descubrieron que era de ahí no más, de Villa Argerich. No tenía familia, pobre santo. ¿Quiere otro café, padre?
  —    No, hija. Gracias.
  —    ¿Y usted Villar?
Villar asiente.
Rosalía le sirve. Mientras tanto, él la observa: mujer en los treinta, delgada, ágil, alta, de cabello castaño cobrizo con rodete, jogging gris, zapatillas náuticas, manos bien arregladas, poco maquillaje; bonita pero no llamativa; voz suave, acento del norte.
 —    Siga, por favor.
          — La cuestión es que este hombre no recobró nunca el conocimiento. Se lo consideró en coma profundo a los dos días, y estuvo así durante veinte. No había diagnóstico. Nadie entendía lo que le pasaba. Me ocupé mucho de él: lo transfundía, controlaba el goteo, le hacía masajes, lo cambiaba a cada rato de posición, lo lavaba, le pasaba cremas, lo mantenía afeitado; no dejaba que las mucamas hicieran todo eso. La verdad, creía que en algún momento iba a reaccionar. Y yo iba a estar ahí. No sé, algo en él me… ¿cómo le puedo decir? me mantenía como atada, pero bien. Espere que tomo agua, porque cada vez que me acuerdo me viene una angustia...
          Rosalía se levanta y va la cocina. Regresa bebiendo, y secándose alguna lágrima con el pañuelo. Se compone.
         — En fin. Hasta ahí como cualquier otro caso. Ahora viene lo fantástico. Anote bien, Villar. Mire que usted es el único que lo va a contar…
Villar asiente.
— Fue el 20 de febrero, me acuerdo muy bien. Llegué y preparé todo para higienizarlo. Cuando abro la sábana, me llaman la atención un montón de manchas oscuras en el pecho. Traté de limpiarlas con agua y jabón, pero nada. Al contrario, se volvían más nítidas. Ahí me di cuenta de que no eran manchas. Le explico. ¿Me da un papel y un lápiz así le muestro?
Villar saca una hoja de su anotador y un lápiz mecánico.
— Páez era muy blanco y lampiño. Era así…un rectángulo grande como si fuera una página de diario, que abarcaba desde las clavículas hasta el ombligo. Así, ¿ve? Y ahí adentro, en letras de imprenta estaba escrito… Señores médicos: descubrí la enfermedad que aqueja a este paciente en el año 2037. Se trata de… y figuraba un nombre, rarísimo… después se lo doy. El tratamiento es el siguiente… y detalla qué hacer. Al final decía: consigno esto en los registros transtemporales del universo. Y el nombre. Yo alcancé a tomar nota de todo, aunque estaba muy nerviosa. Primero pensé que de tanto no dormir me había vuelto loca, pero no. No.
    ¿Tiene ese papel, Rosalía? Es increíble… ¿Me da otro café?
         — Sí, déjeme que termine de contarle lo que pasó y se lo traigo. Le hice una copia para usted. ¿Vio que la cosa es de otro mundo?
Villar asiente.
          — Padre, yo sé que esto no figura en la Biblia, pero la Iglesia debe tener una explicación para esto. ¿Qué puede aportarme?
    No hijo, en las escrituras no hay nada así. Pero Dios tiene infinitas
formas de comunicarse. Hay que mantenerse en la fe.
Rosalía vuelve con el café.
        — Bueno, déjenme que sigo. Lo tapé para que no se enfriara, y me fui a buscar al médico. Como era muy temprano, vino el de guardia. Montalbán, así se llama, no podía creer lo que veía. Después le doy los nombres de todos los que intervinieron. Me acusó, pero me defendí. ¿Cómo que lo había escrito yo? Además, me decía qué es esta locura de los registros atemporales del universo. Le dije que no había leído bien…decía transtemporales. Es un detalle, me dijo, y que me dejara de pavadas, este hombre está en coma, no puede decirnos nada y menos escribir. Perdóneme doctor, ahí me puse firme. Usted no entendió nada: no lo escribió él. Es un mensaje de alguien que sabe cómo curarlo. Imposible, dijo, esto es imposible. Veremos qué dice el médico de cabecera; no lo limpie. Aunque quisiera no puedo, le dije, ya intenté.
         Villar bebe su café; la mano le tiembla, derrama gotas sobre la taza y su pantalón. Se le mancha el anotador. Rosalía se levanta y lo limpia con servilletas de papel.
     — A la mañana lo examinó el Dr. Navarro; él tampoco conocía la enfermedad y estaban desconcertados. Entonces empezaron a llamar a especialistas de la capital, genetistas, ¡yo qué sé cuántos vinieron! No, miento…como yo veía que la cosa se iba alargando y tenía ese miedo de que Páez se muriera sin que lo ayudaran, me ocupé muy bien de anotar los nombres de todos. Pasaron dieciocho. Sí, mucho revuelo, pero a ninguno se le ocurrió seguir el tratamiento escrito en la piel. Claro, los científicos…cómo iban a hacer algo que les indicaba quién sabe quién. A los seis días se murió. Tal como yo presentía.
    ¿Y que hicieron?
         --Lo llevaron a Patología y quedó en pedacitos, ya sabe. Se confabularon para no decir nada, hasta encontrarle una explicación, científica digo. La cofradía cerró filas por cualquier acusación. Código de silencio, le dicen. Mire, la única verdad es que pudieron haberlo salvado, y al pobre lo dejaron morir. Quiero que se sepa.
            Villar asiente.           
           — Acá está el papel donde copié todo. Éste no se lo doy, discúlpeme. Le doy una fotocopia. Prométame que van a hacer algo. Prométame. ¡Ah! me olvidaba; saqué una polaroid. Haga una copia color en la librería de acá en la esquina y devuélvamela, Villar.
           
            En el Canal, los ejecutivos discutieron sobre la conveniencia o no de poner al aire la nota. Las consecuencias podían ser desastrosas para los médicos, en el peor de los casos, y en el mejor, lo considerarían un caso de superstición contado por una loca, seguramente enamorada de su paciente. No iban a arriesgarse. Además, la Iglesia se les vendría encima. La nota de Villar fue archivada. Sólo la prensa amarilla dio a conocer meses después, el caso. Los titulares decían:  “JULIO PÁEZ SÍMBOLO DE LA LUCHA POR LA VIDA Y PRUEBA DE LA EXISTENCIA DEL MÁS ALLA”. “Médicos asesinos”.
            La foto recorrió el mundo.

           



martes, 21 de octubre de 2014

PARA LAS MADRES NUNCA ES TARDE

PERFIL DE UNA MADRE

Siempre que quieren hablar de madres en la televisión muestran
mujeres con chicos en los brazos, sonrientes, dulces, cariñosas, sin
una pizca de cansancio, espléndidamente maquilladas y a eso agregan
maravillosas frases de posters. 
Mentiras. Las mamás no somos abnegadas amantes del sacrifico 
y aguerridas guerreras que todo lo pueden. 
Las mamás lloramos abrazadas a la almohada cuando nadie nos ve, 
pedimos la peridural en el parto y puteamos en 17 idiomas cuando 
tenemos que poner el despertador a las 2 de la mañana para ir 
a buscarlos a una fiesta.
Cuando les decimos que no se peleen con ese compañerito que 
les dice enanos o cuatro ojos, y les damos toda clase de 
explicaciones conciliatorias, en realidad querríamos tener 
el cogote del pequeño verdugo entre nuestras manos.
Y también pensamos que la vieja de geografía es un mal bicho
cuando les baja la nota porque no saben cuántos metros mide 
el Aconcagua que al final, a quién cuernos le importa. 
Pero no lo podemos decir.
No es que nos encante pasarnos horas en la cocina tratando 
de que el pescado no tenga gusto a pescado y disimulando 
las verduras en toda clase de brebajes, en lugar de tirar un 
Patty a la plancha.... 
Es que tenemos miedo de que no crezcan como se debe.
No es que nos preocupe realmente que se pongan o no un 
saquito.....
Es que tenemos miedo de que se enfermen.
No es que los queramos más cuando se bañan..... Es que 
no queremos que nadie les diga roñosos. No lo hacemos por Uds.
Lo hacemos por nosotras.
Porque ser mamá no tiene que ver con embarazos, pañales 
y sonrisas de aspirinetas. Tiene que ver con querer a 
alguien más que a una misma.
Con ser capaz de cualquier cosa con tal de que ustedes 
no sufran.
NADA, nunca, jamás. Ustedes nos hacen felices....
cuando les encantan nuestras milanesas, cuando nos 
consideran sabias por contestar todas las preguntas 
de los concursos de la tele. 
Cuando vienen llorando a gritos porque se rasparon la rodilla y 
nos dan la posibilidad de darles consuelo y curitas 
Cuando recién levantadas nos dicen, qué
linda que estás, mamá 
Ustedes nos hacen mejores. Nos dan ganas y fuerzas. 
Nos comeríamos un gurka crudo antes de que les toque un
dedito del pie. Nos lavamos la cara y salimos del baño 
con una sonrisa de oreja a oreja para hacerles saber que 
la vida es buena, aunque nos vaya como el reverendo...... 
Cantamos las canciones de Chiquititas y vemos 
Gran Hermano y escuchamos a Los piojos y compramos 
Nopucid y repasamos 500 veces la tabla del 2 y arreglamos 
el carburador para llevar a los pibes a fútbol, a inglés, 
a dibujo, a la psicóloga, a básquet, a volley, a danzas, 
a la casa de la amiga, a la maestra particular, al
dentista, al médico, a comprar un pantalón...
Y armamos 24 bolsitas con anillitos y pulseritas y tratamos 
de que la torta parezca un Pikachu y nos buscamos otro 
trabajo y sacamos créditos y nos compramos libros y 
vamos al psiquiatra y al pediatra y a los videos y negociamos 
con los maestros y los acreedores y recortamos figuritas y 
estudiamos junto a uds. ríos, provincias, las
capitales de los países de Europa y nos ponemos lindas y 
nos enojamos y nos reímos y nos salimos de quicio y 
nos convertimos en la bruja y la princesa de todos los cuentos...
Sólo y exclusivamente para verlos felices. 
VERLOS FELICES ES LO QUE NOS HACE FELICES. 
Ojalá pudiéramos pegar el mundo con cinta scotch 
(como el velador que cayó en combate en la
última guerra de pijamas party), para que fuera un lugar 
mejor para Ustedes.
GRACIAS POR HACERME SU MAMÁ. GRACIAS POR HACERME 
TAN IMPORTANTE.
Gracias, por esas porquerías que hacen en el colegio con 
corchitos y escarbadientes (que casi nunca entiendo para 
que sirven pero guardo religiosamente), gracias por los abrazos, 
los besos, las lagrimas, los
dolores, los dientes de leche, las cartitas, los dibujos en la
heladera, el Amoxidal de tantas noches sin dormir, los boletines, 
las plantas rotas del jardín por jugar a la pelota, por mi 
maquillaje arruinado por ser usado para jugar a la mamá, 
por las fotos de la primaria ..... 
Son mis mejores medallas. Gracias porque LOS AMO. 
Y ese, es el amor que me hace grande. Lo demás, es marketing.

Gracias Mir

lunes, 20 de octubre de 2014

PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2014

Patrick Modiano, Premio Nobel de Literatura 2014:

 "Intento buscar las huellas de las personas"










Su literatura plasma la ocupación alemana 
en Francia durante la Segunda Guerra Mundial.
El jurado le otorgó el premio "por el arte de la
memoria con el que ha evocado los destinos 
humanos más inaprensibles y ha descubierto
el mundo de la ocupación" nazi de Francia.
Modiano nació en 1945 en Boulogne-Billancourt,
en las afueras de París, hijo de un hombre de 
negocios y una actriz.
Estudió en el Liceo Henri-IV de la capital 
francesa, donde tuvo como profesor de
 geometría a Raymond Queneau
un escritor que desempeñaría un papel 
decisivo en su futura carrera.
Su estreno en el mundo de la literatura 
se remonta 1968 con la novela 
"La place de l'étoile" 
("El lugar de la estrella" en español) y 
su último libro ha llegado a las librerías 
este año bajo el título de 
"Pour que tu ne te perdes pas dans 
le quartier".
Sus obras, según el jurado, se centran en 
"la memoria, el olvido, la identidad y la 
culpa", con París como escenario de 
muchos de sus libros.
Con frecuencia sus relatos se construyen
 sobre hechos autobiográficos o sucesos
 relacionados con la ocupación nazi 
de Francia; en ocasiones, continúa la 
Academia, extrae material de entrevistas, 
artículos de periódico o notas que ha ido 
acumulando durante años.
Una treintena de sus libros han sido 
traducidos al español, entre los que se 
encuentran "Dora Bruder", la historia 
real de una adolescente de quince años 
en París que se convierte en víctima 
del Holocausto.
"Un pedigrí" es la obra que mejor 
refleja, según la Academia Sueca, sus 
rasgos autobiográficos.
Modiano es autor también de libros 
infantiles y guiones cinematográficos.

Escritosdemiuniverso

Este blog es como ese universo que construyo día a día, con mis escritos y con los escritos de los demás para que nos enriquezcamos unos a otros. Siéntanse libres de publicar y comentar. Les ruego, sin embargo que lo hagan con el respeto y la cultura que distingue a un buen lector y escritor natural.



“Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído…”
Jorge Luis Borges



Escritura

Escritura
esa pluma que todos hubiéramos querido tener entre nuestros dedos