miércoles, 26 de junio de 2019


LA CLARABOYA

            La falda volvió a volar en torno de la cabeza muerta: “¡Celestina, Celestina!”, y un fierro golpeaba con ritmo de saltar la cuerda.
            Grité aterrorizada: pero nadie vino. Mi tía seguía durmiendo la siesta; mi pelo rubio se volvía colorado y las manchas espesas de sangre que caían de la claraboya rota, se derramaban por mi cara.
            Volví a ahogarme en un grito. No sabía qué hacer con el miedo. Miré hacia arriba: los vidrios cuadriculados se veían transparentes, limpios. ¿Qué estaba ocurriendo? Corrí al baño y el espejo me devolvió una cara sólo pegajosa de lágrimas. La sangre había desaparecido, como la pollera, los zapatos, los piecitos.
            Una hora después, la tía despertó. Los vecinos  murmuraban que una niña que saltaba a la soga, tropezó y cayó sobre el vidrio verde de la claraboya; mientras la pianola repetía una y otra vez la misma nota, botines (decían que endemoniados) se arrodillaron y un trozo de vidrio partió de la mano de la niña a la cabeza que lanzaba gritos amenazadores.
            Nada era seguro: hacía más de treinta años que la casa misteriosa estaba deshabitaba. Pero yo guardé el caramelo de Celestina que esa tarde cayó sobre mi hombro.


Escritosdemiuniverso

Este blog es como ese universo que construyo día a día, con mis escritos y con los escritos de los demás para que nos enriquezcamos unos a otros. Siéntanse libres de publicar y comentar. Les ruego, sin embargo que lo hagan con el respeto y la cultura que distingue a un buen lector y escritor natural.



“Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído…”
Jorge Luis Borges



Escritura

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esa pluma que todos hubiéramos querido tener entre nuestros dedos