Noche de perros
No dijeron ni pío.
Vinieron sobre rieles.
Sus cejas eran cargos
contra la luz de nuestros ojos.
Y se subió a los áticos el miedo.
Todo cuanto tocaban
caía malherido.
Hallar, no hallaron nada.
Digo; no: sí encontraron
el cuerpo del delito;
la ventana abierta de las ideas
con su porción de lumbre, sal y agua.
Era bastante
y se acabó el carbón.
El hacha de la paz aún sigue en alto,
y sin nacer
el trigo.
Pedro García Cabrera, estudiante secundario, 17 años.
Desaparecido en Argentina durante 1977
Publicado en la Revista Bahiense SOBREVUELOS