viernes, 31 de enero de 2020


MENTES BLINDADAS

En la negrura, el pánico la invadía casi al borde de la parálisis. Se acercó tortugueante a la puerta. Una luz mortuoria traspasaba por el ventanal contiguo a la entrada clausurada para ella. Lo supo. La vieja casa familiar aún seguía habitada. Buscó a ciegas un timbre y en su lugar encontró el eterno llamador de bronce – una mano- que permanecía grasiento, como de costumbre. Con una practicada ira martilló dos veces. Quería darse un ánimo artificial, ocultando su mansedumbre. Unos pajarracos huyeron despavoridos del dintel y quebraron la quietud del lugar. Después de la rabia, el silencio. Nadie vino a abrir. La luz, trampa inútil para ladrones, pensó. Sin embargo, conocía a sus padres y no habrían salido a esa hora tardía y calurosa.
Adentro, todo quedó de pronto a oscuras. No deseaban verla. Un alivio casi empalagoso le transitó por el cuerpo. No tendría que enfrentar a quienes no veía hacía años, desde que la echaron. Llevaba la corbata de seda que Claudia le había regalado antes de morir. No hubiera podido evitar las miradas de censura.
Agradeció no tener que escuchar historias olvidables, ni pedir ni otorgar simulados perdones. No había cumplido su objetivo: reconciliarse antes del final.

sábado, 18 de enero de 2020


FUERA DE HÁBITO

Muchos tratan de bajar en la oscuridad y salir a la calle. El apagón  fue repentino. Nadie estaba preparado: los que no eligieron permanecer en sus departamentos, se resbalan en la escalera, algunos se caen; los chicos corren.
            Él salía a caminar como todas las noches por la costa: vive en el tercer piso y nunca usa el ascensor. Los escucha gritar, alguien lo golpea y lo desestabiliza un poco, sólo un poco.
            —Federico vení para acá… ¡tené cuidado!   
            —¿Dónde estás Mariela? No te vayas a caer…
            Qué extraño, piensa. Parece que todos los padres están buscando desesperados a sus hijos. Ya deberán estar cenando.
            Demasiadas personas pasan a su lado por la escalera. No es habitual: les gusta el ascensor; es más rápido y cómodo. Un nudo en la garganta lo sorprende. El perro se detiene y se echa en el rellano. Él se sienta en un escalón. Está desconcertado.
Si él viera, se daría cuenta de que aun así no podría ver nada por el corte de luz.


Desde mucho haber padecido una internación de tanto tiempo sigo con mis cuentos. Falta de palabras de mi boca voy a recurrir a las que más tengo que son las que pienso y escribo. Gracias por haber estado en el tiempo.


  

Escritosdemiuniverso

Este blog es como ese universo que construyo día a día, con mis escritos y con los escritos de los demás para que nos enriquezcamos unos a otros. Siéntanse libres de publicar y comentar. Les ruego, sin embargo que lo hagan con el respeto y la cultura que distingue a un buen lector y escritor natural.



“Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído…”
Jorge Luis Borges



Escritura

Escritura
esa pluma que todos hubiéramos querido tener entre nuestros dedos