Blog literario de escritos propios y amigos, información literaria y aportes sobre escritura-
martes, 15 de marzo de 2011
UN GRANDE QUE SE NOS FUE PERO NOS DEJÓ SUS TESOROS
El jueves 10 de marzo de 2011, a la noche, murió David Viñas, a los ochenta y tres años... siempre prolífico y polémico.Te tengo en mi biblioteca y de ahí no te escaparás nunca. Gracias por lo que nos dejaste. ADIOS!!
lunes, 28 de febrero de 2011
DESANDANDO VIDA
DESANDANDO VIDA
Nunca fue padre. Nunca se sometió al deseo ineludible. Nunca esperó con una novia el amanecer. Nunca sintió la urgencia de escribir un poema inspirado en una mirada única o en el profundo dolor de un rechazo. Nunca se graduó. Nunca confió sus secretos a nadie ni tampoco sus sueños. Nunca tuvo amigos ni compinches. Nunca jugó a la pelota ni a los videojuegos. Nunca lloró al lastimarse la rodilla o al ganarse un ojo morado después de una pelea. Nunca le sacaron fotografías para el álbum familiar. Nunca participó en un acto escolar. Nunca fue a pescar al río con su padre. Nunca, al circo con sus abuelos. Nunca lo llevaron a la calesita. Nunca hizo levantar a su madre de noche para acunarlo. Nunca tomó la teta.
Nunca hizo nada de lo que hace cualquiera: los que iban a ser sus padres nunca lo concibieron porque nunca llegaron a conocerse.
viernes, 18 de febrero de 2011
INCOMPATIBILIDAD
Incompatibilidad
Ella no sabe que él se acerca sigiloso. Permanece en silencio ,esperando a su madre que le prometió comida.
De súbito, unos ojos verdes se asoman y la zarpa se detiene en el aire. Los colores dulces del ave suspenden el instinto del gato que se enamora por primera vez.
Ella lo mira desconcertada, Julieta con plumas.
Mientras le habla en su pequeño y tímido lenguaje, él abre sus patas delanteras para abrazarla. Está confundido. Cree que como ella, tiene alas.
Cae Romeo
Ella piensa que ha volado.
Efímero amor roto por la incompatibilidad.
lunes, 14 de febrero de 2011
JAVIER MARÍAS CRITICA LAS NUEVAS REGLAS ORTOGRÁFICAS
El autor de esta nota es un prestigioso escritor español que, como miembro de la Real Academia, formula un duro cuestionamiento a las nuevas reglas ortográficas.
MADRID.- No sé si una de las funciones, pero desde luego uno de los efectos y grandes ventajas de la ortografía española era, hasta ahora, que un lector, al ver escrita cualquier palabra que desconociera (si era un estudiante extranjero se daba el caso con frecuencia), sabía al instante cómo le tocaba decirla o pronunciarla, a diferencia de lo que ocurre en nuestra hermana la lengua italiana. Si en ella leemos "dimenticano" ("olvidan"), nada nos indica si se trata de un vocablo llano o esdrújulo, y lo cierto es que no es lo uno ni lo otro, sino sobresdrújulo, y se dice "diménticano". Lo mismo sucede con "dimenticarebbero" ("olvidarían"), "precipitano", "auguro" y tantos otros que uno precisa haber oído para enterarse de que llevan el acento donde lo llevan: "dimenticarébbero", "prechípitano", "áuguro". Del francés ni hablemos: es imposible adivinar que lo que uno lee como "oiseaux" ("pájaros") se ha de escuchar más o menos como "uasó". El inglés ya es caótico en este aspecto: ¿cómo imaginar que "break" se pronuncia "breic", pero "bleak" es "blic", y que "brake" es también "breic"? ¿O que la población que vemos en el mapa como "Cholmondeley" se corresponde en el habla con "Chomly", por añadir un ejemplo caprichoso y extravagante, y hay centenares?
Este considerable obstáculo era inexistente en español -con muy leves excepciones- hasta la aparición de la última Ortografía de la Real Academia Española, con algunas de sus nuevas normas. Vaya por delante que se trata de una institución a la que no sólo pertenezco desde hace pocos años, sino a la que respeto enormemente y tengo agradecimiento. El trabajo llevado a cabo en esta Ortografía es serio y responsable y admirable en muchos sentidos, como no podía por menos de ser, pero algunas de sus decisiones me parecen discutibles o arbitrarias, o un retroceso respecto a la claridad de nuestra lengua. Tal vez esté mal que un miembro de la RAE objete públicamente a una obra que lleva su sello, pero como considero el corporativismo un gran mal demasiado extendido, creo que no debo abstenerme. Mil perdones.
Lo cierto es que, con las nuevas normas, hay palabras escritas que dejan dudas sobre su correspondiente dicción o -aún peor- intentan obligar al hablante a decirlas de determinada manera, para adecuarse a la ortografía, cuando ha de ser ésta, si acaso, la que deba adecuarse al habla. Si la RAE juzga una falta, a partir de ahora, escribir "guión", está forzándome a decir esa palabra como digo la segunda sílaba de "acción" o de "noción", y no conozco a nadie, ni español ni americano (hablo, claro está, de mi muy limitada experiencia personal), que diga "guion". Tampoco que pronuncie "truhán" como "Juan", que es lo que pretende la RAE al prohibir la tilde y aceptar sólo "truhan". De ser en verdad consecuente, esta institución tendría que quitarle también a ese vocablo la h intercalada (¿qué pinta ahí si, según ella, se dice "truan" y es un monosílabo?), lo mismo que a "ahumado", "ahuyentar" y tantos otros. O, ya puestos, y siguiendo al italiano y a García Márquez en desafortunada ocasión, ¿por qué no suprimir todas las haches de nuestra lengua? Los italianos escriben "ipotesi", "orrore", "eresia" y "abitare", el equivalente a "ipótesis", "orror", "erejía" y "abitar". Y dado que la Academia parece inclinada a facilitarles las cosas a los perezosos e ignorantes suprimiendo tildes, no veo por qué no habría de eliminar también las haches. (Dios lo prohíba, con su hache y su tilde.)
En cuanto a "guié" o "crié", si se me vetan las tildes y se me impone "guie" y "crie", se me está indicando que esas palabras las debo decir como digo "pie", y no es mi caso, y me temo que tampoco el de ustedes. Hagan la prueba, por favor. Tampoco digo "guió" y "crió" como digo "vio" o "dio", a lo que se me induce si la única manera correcta de escribirlas es ahora "guio" y "crio" (en la Ortografía de 1999 poner o no esas tildes era optativo, y no alcanzo a ver la necesidad de privar de esa libertad). En cuanto a "riáis" o "fiáis", si yo leo "riais" y "fiais", como ordena la RAE, me arriesgo a creer que he de pronunciar esas formas verbales igual que la segunda sílaba de "ibais", lo cual, francamente, no es así. Y si leo "hui" en vez de "huí", nada me advierte que no deba decir esa palabra exactamente igual que la interjección "huy" (tan frecuente en el fútbol) o que "sí" en francés, es decir, "oui", es decir, "ui". Si un número muy elevado de hablantes percibe todos estos vocablos como bisilábicos con hiato, y no como monosilábicos con diptongo, ¿a santo de qué impedirles la opcionalidad en la escritura? La RAE parece tenerle pánico a la posibilidad de elegir en cuestión de tildes (que es algo menor y que no afecta a la sacrosanta "unidad de la lengua"). Pero es que además es incongruente en eso, porque sí permite dicha opcionalidad en "periodo" y "período", "policiaco" y "policíaco", "austriaco" y "austríaco" (yo siempre las escribo sin tilde), lo mismo que en "alvéolo" y "alveolo", "evacúa" y "evacua" y otras más. ¿Por qué no permitir que cada hablante opte por "truhán" o "truhan", como aún puede hacerlo (por suerte) entre "solo" y "sólo", "este" y "éste", "aquel" y "aquél"? La posibilidad de seguirles poniendo tildes a estas palabras no es para mí irrelevante. ¿Cómo saber, si no, lo que se está diciendo en la frase "Estaré solo mañana"? Si se la escribe en un mail un hombre a su amante, la diferencia no es baladí: sin tilde significa que estará sin su mujer; con tilde que mañana será el único día en que estará en la ciudad. No es poca cosa, la verdad. Por menos ha habido homicidios.
Además hay algunas objeciones que quisiera hacer a las nuevas normas de la reciente Ortografía de la Real Academia Española y de las otras veintiuna, sobre todo americanas, que la han acordado por unanimidad.
a) Mayúsculas y minúsculas. En realidad no entiendo por qué tal cosa ha de ser regulada, ya que, a mi parecer, pertenece al ámbito estilístico personal de cada hablante -o, mejor dicho, de cada escribiente-. Habrá ateos que escriban siempre "dios" deliberadamente, y todo creyente optará por "Dios", por poner un ejemplo extremo. Según la RAE, supongo, habría que escribirlo en toda ocasión con minúscula, ya que ha decidido que todos los nombres que sean comunes ("rey", "papa", "golfo", "islas", etc.) han de ir así obligatoriamente aunque formen parte de lo que para muchos hablantes funciona como nombre propio. Así, "islas Malvinas", "papa Benedicto", "mar Mediterráneo" o "rey Juan Carlos". E, igualmente, al referirse a un rey concreto, omitiéndole el nombre, habría que escribir "el rey" y nunca "el Rey". Yo no pienso seguir esta norma, porque considero que algunos títulos y nombres geográficos funcionan como nombres propios y topónimos, o son sustitutivos de ellos. Cuando en España decimos "el Rey" -y dado que sólo hay uno en cada momento-, utilizamos esa expresión como equivalente de "Juan Carlos I", algo a lo que casi nadie recurre nunca. De la misma manera, "Islas Malvinas" funciona como un nombre propio en sí mismo, equivalente a "República Democrática Alemana", que era el oficial del territorio también conocido como Alemania Oriental o del Este. Según las últimas normas, deduzco que nos tocaría escribir "la república democrática alemana", con lo cual no sabríamos bien si se habla de un país o de qué. Si yo leo "el golfo de México", ignoro si se trata de una porción de mar o de un golferas mexicano -tal vez del golferas por antonomasia, ¿acaso Cantinflas?-. Y si leo "príncipe de Gales", dudo si se me habla del tejido así llamado o del heredero a la corona británica.
b) Zeta. La RAE ha decidido que el nombre de esa letra se escriba sólo con c, porque con ésta se representa ese sonido -en parte de España- antes de e y de i. Siempre me pareció tan adecuado que el nombre de cada letra incluyera la letra misma que durante largo tiempo creí que la x se escribía "equix", aunque todos digamos "equis" y así se escriba de hecho. Pero es que además el reciente Diccionario panhispánico de dudas, de la misma RAE, valida grafías como "zebra" (aunque la juzga en desuso), "zinc" o "eczema". Y, desde luego, no creo que se oponga a que sigamos escribiendo "Ezequiel" y "Zebulón". No veo, así pues, por qué "zeta" pasa a ser ahora una falta. No está mal que haya algunas excepciones o extravagancias ortográficas en las lenguas, y en español son tan pocas que no veo necesidad de suprimirlas.
c) Qatar. La RAE decide que este país y sus derivados -"qatarí"- se escriban con c. El origen de esa peculiar grafía -aceptada en casi todas las lenguas- está, al parecer, en la recomendación de arabistas, que distinguen dos clases diferentes de fonema k en árabe. Por eso, arguyen, se escribe "Kuwait" y se escribe "Qatar", pese a que nosotros percibamos el fonema en cuestión de una sola manera. La representación gráfica de las palabras -eso lo sabe cualquier poeta- tiene un poder evocativo y sugestivo que las nuevas normas desdeñan. Si yo leo "Qatar", en seguida se me sugiere un lugar exótico y lejano. Si leo "Catar", en cambio, lo primero que me viene a la imaginación es una cata de vinos. Pero es que además, para ser consecuente, la RAE tendría que condenar la ortografía "Al Qaeda" y proponer "Al Caeda" o quizá "Al Caida" o quién sabe si "Al Caída". Los internautas iban a tener graves problemas para encontrar información sobre esa organización terrorista, desconocida en el resto del mundo, y de la que lamentablemente hoy se habla a diario.
d) Ex. Decide la RAE que no se separe ese prefijo del vocablo que lo acompañe, y que se escriba "exmarido", etc. Sin embargo, y dado que en español hay numerosas palabras largas que empiezan por "ex" sin que esa combinación sea un prefijo, un estudiante primerizo de nuestro idioma puede verse en dificultades para saber si "exayuntamiento" es un vocablo en sí mismo o si "exacerbación" o "execración" se componen de dicho prefijo y de las inexistentes "acerbación" y "ecración".
e) Adaptaciones. Las grafías "mánayer" o "pirsin", que la RAE propone, son tan irreconocibles como lo fue "güisqui" en su día (fea y además mal transcrita, como si escribiéramos "güevos"). En cuanto a "sexi", es directamente una horterada, siento decirlo.
En la Academia hay quienes consideran que discutir y objetar a estas cosas es perderse en minucias. Puede ser. Pero habrá de concedérseme que también lo es, entonces, dictaminar sobre ellas y aplicarles nuevas normas. Si la Ortografía se ha molestado en mirarlas, no veo por qué no debamos hacerlo quienes estamos en desacuerdo con sus modificaciones.
Termino reiterando que mis modestas objeciones no me impiden reconocer el gran trabajo que, en su conjunto, supone la nueva Ortografía, obra admirable en muchos sentidos. Habría sido redonda si no hubiera querido enmendar lo que quizá ya estaba bien, desde su versión de 1999. Porque para mí nuestra lengua es ahora un poco menos elegante y menos clara.
MADRID.- No sé si una de las funciones, pero desde luego uno de los efectos y grandes ventajas de la ortografía española era, hasta ahora, que un lector, al ver escrita cualquier palabra que desconociera (si era un estudiante extranjero se daba el caso con frecuencia), sabía al instante cómo le tocaba decirla o pronunciarla, a diferencia de lo que ocurre en nuestra hermana la lengua italiana. Si en ella leemos "dimenticano" ("olvidan"), nada nos indica si se trata de un vocablo llano o esdrújulo, y lo cierto es que no es lo uno ni lo otro, sino sobresdrújulo, y se dice "diménticano". Lo mismo sucede con "dimenticarebbero" ("olvidarían"), "precipitano", "auguro" y tantos otros que uno precisa haber oído para enterarse de que llevan el acento donde lo llevan: "dimenticarébbero", "prechípitano", "áuguro". Del francés ni hablemos: es imposible adivinar que lo que uno lee como "oiseaux" ("pájaros") se ha de escuchar más o menos como "uasó". El inglés ya es caótico en este aspecto: ¿cómo imaginar que "break" se pronuncia "breic", pero "bleak" es "blic", y que "brake" es también "breic"? ¿O que la población que vemos en el mapa como "Cholmondeley" se corresponde en el habla con "Chomly", por añadir un ejemplo caprichoso y extravagante, y hay centenares?
Este considerable obstáculo era inexistente en español -con muy leves excepciones- hasta la aparición de la última Ortografía de la Real Academia Española, con algunas de sus nuevas normas. Vaya por delante que se trata de una institución a la que no sólo pertenezco desde hace pocos años, sino a la que respeto enormemente y tengo agradecimiento. El trabajo llevado a cabo en esta Ortografía es serio y responsable y admirable en muchos sentidos, como no podía por menos de ser, pero algunas de sus decisiones me parecen discutibles o arbitrarias, o un retroceso respecto a la claridad de nuestra lengua. Tal vez esté mal que un miembro de la RAE objete públicamente a una obra que lleva su sello, pero como considero el corporativismo un gran mal demasiado extendido, creo que no debo abstenerme. Mil perdones.
Lo cierto es que, con las nuevas normas, hay palabras escritas que dejan dudas sobre su correspondiente dicción o -aún peor- intentan obligar al hablante a decirlas de determinada manera, para adecuarse a la ortografía, cuando ha de ser ésta, si acaso, la que deba adecuarse al habla. Si la RAE juzga una falta, a partir de ahora, escribir "guión", está forzándome a decir esa palabra como digo la segunda sílaba de "acción" o de "noción", y no conozco a nadie, ni español ni americano (hablo, claro está, de mi muy limitada experiencia personal), que diga "guion". Tampoco que pronuncie "truhán" como "Juan", que es lo que pretende la RAE al prohibir la tilde y aceptar sólo "truhan". De ser en verdad consecuente, esta institución tendría que quitarle también a ese vocablo la h intercalada (¿qué pinta ahí si, según ella, se dice "truan" y es un monosílabo?), lo mismo que a "ahumado", "ahuyentar" y tantos otros. O, ya puestos, y siguiendo al italiano y a García Márquez en desafortunada ocasión, ¿por qué no suprimir todas las haches de nuestra lengua? Los italianos escriben "ipotesi", "orrore", "eresia" y "abitare", el equivalente a "ipótesis", "orror", "erejía" y "abitar". Y dado que la Academia parece inclinada a facilitarles las cosas a los perezosos e ignorantes suprimiendo tildes, no veo por qué no habría de eliminar también las haches. (Dios lo prohíba, con su hache y su tilde.)
En cuanto a "guié" o "crié", si se me vetan las tildes y se me impone "guie" y "crie", se me está indicando que esas palabras las debo decir como digo "pie", y no es mi caso, y me temo que tampoco el de ustedes. Hagan la prueba, por favor. Tampoco digo "guió" y "crió" como digo "vio" o "dio", a lo que se me induce si la única manera correcta de escribirlas es ahora "guio" y "crio" (en la Ortografía de 1999 poner o no esas tildes era optativo, y no alcanzo a ver la necesidad de privar de esa libertad). En cuanto a "riáis" o "fiáis", si yo leo "riais" y "fiais", como ordena la RAE, me arriesgo a creer que he de pronunciar esas formas verbales igual que la segunda sílaba de "ibais", lo cual, francamente, no es así. Y si leo "hui" en vez de "huí", nada me advierte que no deba decir esa palabra exactamente igual que la interjección "huy" (tan frecuente en el fútbol) o que "sí" en francés, es decir, "oui", es decir, "ui". Si un número muy elevado de hablantes percibe todos estos vocablos como bisilábicos con hiato, y no como monosilábicos con diptongo, ¿a santo de qué impedirles la opcionalidad en la escritura? La RAE parece tenerle pánico a la posibilidad de elegir en cuestión de tildes (que es algo menor y que no afecta a la sacrosanta "unidad de la lengua"). Pero es que además es incongruente en eso, porque sí permite dicha opcionalidad en "periodo" y "período", "policiaco" y "policíaco", "austriaco" y "austríaco" (yo siempre las escribo sin tilde), lo mismo que en "alvéolo" y "alveolo", "evacúa" y "evacua" y otras más. ¿Por qué no permitir que cada hablante opte por "truhán" o "truhan", como aún puede hacerlo (por suerte) entre "solo" y "sólo", "este" y "éste", "aquel" y "aquél"? La posibilidad de seguirles poniendo tildes a estas palabras no es para mí irrelevante. ¿Cómo saber, si no, lo que se está diciendo en la frase "Estaré solo mañana"? Si se la escribe en un mail un hombre a su amante, la diferencia no es baladí: sin tilde significa que estará sin su mujer; con tilde que mañana será el único día en que estará en la ciudad. No es poca cosa, la verdad. Por menos ha habido homicidios.
Además hay algunas objeciones que quisiera hacer a las nuevas normas de la reciente Ortografía de la Real Academia Española y de las otras veintiuna, sobre todo americanas, que la han acordado por unanimidad.
a) Mayúsculas y minúsculas. En realidad no entiendo por qué tal cosa ha de ser regulada, ya que, a mi parecer, pertenece al ámbito estilístico personal de cada hablante -o, mejor dicho, de cada escribiente-. Habrá ateos que escriban siempre "dios" deliberadamente, y todo creyente optará por "Dios", por poner un ejemplo extremo. Según la RAE, supongo, habría que escribirlo en toda ocasión con minúscula, ya que ha decidido que todos los nombres que sean comunes ("rey", "papa", "golfo", "islas", etc.) han de ir así obligatoriamente aunque formen parte de lo que para muchos hablantes funciona como nombre propio. Así, "islas Malvinas", "papa Benedicto", "mar Mediterráneo" o "rey Juan Carlos". E, igualmente, al referirse a un rey concreto, omitiéndole el nombre, habría que escribir "el rey" y nunca "el Rey". Yo no pienso seguir esta norma, porque considero que algunos títulos y nombres geográficos funcionan como nombres propios y topónimos, o son sustitutivos de ellos. Cuando en España decimos "el Rey" -y dado que sólo hay uno en cada momento-, utilizamos esa expresión como equivalente de "Juan Carlos I", algo a lo que casi nadie recurre nunca. De la misma manera, "Islas Malvinas" funciona como un nombre propio en sí mismo, equivalente a "República Democrática Alemana", que era el oficial del territorio también conocido como Alemania Oriental o del Este. Según las últimas normas, deduzco que nos tocaría escribir "la república democrática alemana", con lo cual no sabríamos bien si se habla de un país o de qué. Si yo leo "el golfo de México", ignoro si se trata de una porción de mar o de un golferas mexicano -tal vez del golferas por antonomasia, ¿acaso Cantinflas?-. Y si leo "príncipe de Gales", dudo si se me habla del tejido así llamado o del heredero a la corona británica.
b) Zeta. La RAE ha decidido que el nombre de esa letra se escriba sólo con c, porque con ésta se representa ese sonido -en parte de España- antes de e y de i. Siempre me pareció tan adecuado que el nombre de cada letra incluyera la letra misma que durante largo tiempo creí que la x se escribía "equix", aunque todos digamos "equis" y así se escriba de hecho. Pero es que además el reciente Diccionario panhispánico de dudas, de la misma RAE, valida grafías como "zebra" (aunque la juzga en desuso), "zinc" o "eczema". Y, desde luego, no creo que se oponga a que sigamos escribiendo "Ezequiel" y "Zebulón". No veo, así pues, por qué "zeta" pasa a ser ahora una falta. No está mal que haya algunas excepciones o extravagancias ortográficas en las lenguas, y en español son tan pocas que no veo necesidad de suprimirlas.
c) Qatar. La RAE decide que este país y sus derivados -"qatarí"- se escriban con c. El origen de esa peculiar grafía -aceptada en casi todas las lenguas- está, al parecer, en la recomendación de arabistas, que distinguen dos clases diferentes de fonema k en árabe. Por eso, arguyen, se escribe "Kuwait" y se escribe "Qatar", pese a que nosotros percibamos el fonema en cuestión de una sola manera. La representación gráfica de las palabras -eso lo sabe cualquier poeta- tiene un poder evocativo y sugestivo que las nuevas normas desdeñan. Si yo leo "Qatar", en seguida se me sugiere un lugar exótico y lejano. Si leo "Catar", en cambio, lo primero que me viene a la imaginación es una cata de vinos. Pero es que además, para ser consecuente, la RAE tendría que condenar la ortografía "Al Qaeda" y proponer "Al Caeda" o quizá "Al Caida" o quién sabe si "Al Caída". Los internautas iban a tener graves problemas para encontrar información sobre esa organización terrorista, desconocida en el resto del mundo, y de la que lamentablemente hoy se habla a diario.
d) Ex. Decide la RAE que no se separe ese prefijo del vocablo que lo acompañe, y que se escriba "exmarido", etc. Sin embargo, y dado que en español hay numerosas palabras largas que empiezan por "ex" sin que esa combinación sea un prefijo, un estudiante primerizo de nuestro idioma puede verse en dificultades para saber si "exayuntamiento" es un vocablo en sí mismo o si "exacerbación" o "execración" se componen de dicho prefijo y de las inexistentes "acerbación" y "ecración".
e) Adaptaciones. Las grafías "mánayer" o "pirsin", que la RAE propone, son tan irreconocibles como lo fue "güisqui" en su día (fea y además mal transcrita, como si escribiéramos "güevos"). En cuanto a "sexi", es directamente una horterada, siento decirlo.
En la Academia hay quienes consideran que discutir y objetar a estas cosas es perderse en minucias. Puede ser. Pero habrá de concedérseme que también lo es, entonces, dictaminar sobre ellas y aplicarles nuevas normas. Si la Ortografía se ha molestado en mirarlas, no veo por qué no debamos hacerlo quienes estamos en desacuerdo con sus modificaciones.
Termino reiterando que mis modestas objeciones no me impiden reconocer el gran trabajo que, en su conjunto, supone la nueva Ortografía, obra admirable en muchos sentidos. Habría sido redonda si no hubiera querido enmendar lo que quizá ya estaba bien, desde su versión de 1999. Porque para mí nuestra lengua es ahora un poco menos elegante y menos clara.
jueves, 10 de febrero de 2011
CEGADO POR LA CONFIANZA
CEGADO POR LA CONFIANZA
Leés el horóscopo para la semana y el alivio relaja tus músculos. Hasta este momento el desconcierto sobre el futuro de tu pareja te mantuvo insomne. Eras consciente de las miradas y cuchicheos de los amigos en común y de las sonrisas de compromiso. Los vaivenes en la relación se habían convertido en tema telefónico entre ustedes, y entre los demás. Pero ahora las letras impresas son claras: “la suerte está echada, sepa que va por buen camino; desentiéndase de la aprobación ajena”. Por primera vez en tu vida no te importa el juicio de los otros. Estás seguro, muy seguro de lo que sentís, de lo que querés. Claro, este Kirón pronosticador lo vino a confirmar, pero si no lo hubieses leído, igual sabrías que todo va bien. Seguís leyendo: “por atareado o cansado que esté no descuide su apariencia”. Esto sí que no lo entendés. Siempre te bañás y afeitás, siempre con la camisa limpia, siempre los zapatos lustrados, siempre el peluquín ubicado en su lugar. Nunca te olvidás de colocarte el ojo de vidrio ni de aceitar las articulaciones de tu pierna ortopédica. Te preguntás entonces el porqué de la recomendación. ¿Tendrás mal aliento? Hace días que notás que ella está un poco distante y no te ayuda a cruzar la calle…pero pensás que si fuera eso, Kirón habría sido más claro: cuide su dentadura, cuide su aliento. No, no es eso, te decís. Tratás de recordar los últimos encuentros. Solamente una cachetada que ella se merecía y nada más. Seguís tomando el café y descartás cualquier preocupación. Te aferrás a las primeras palabras: “va por buen camino…”
Confiás en Kirón. Sabe de qué habla.
domingo, 6 de febrero de 2011
RAREZAS
Rarezas
No hay error. Como si lo hubieran disfrazado hace cinco minutos de ser humano, aparece en el bar Dickens sin aviso como a la arena de un circo. Pero solo. Las cabezas giran hacia la entrada, incluso aquellas que tratan de mantener cierto generoso disimulo. Como estoy frente a esa puerta entrecierro un poco los ojos para enfocar la aparición. Cosas de la presbicia.
Inmenso por cualquier perfil, torpe en el andar y con sobretodo, hoy que hace 34 grados a la sombra.
Empiezo a transpirar bajo mi remera sin mangas. El bar cambia en segundos el aroma a facturas recién horneadas y a café fresco por un olor rancio que me hace estornudar. Escucho ecos en otras mesas. Carraspeos y toses.
Está parado junto a una silla vacía en el medio del salón y no atina a sentarse. Baja la cabeza. Parece estar midiendo la fortaleza de las patas que lo tendrán que soportar. No se decide. La piel de su cara y de su cuello ostenta grietas antiguas y racimos de pelos entre los que me resulta difícil reconocer la boca y los ojos porque no distingo cejas, pestañas ni labios. Una nariz entubada cae floja hasta lo que sería un mentón, de haberlo.
De reojo veo a los demás rascarse la cabeza, frotarse los ojos y limpiarse la nariz, con ese contagio a distancia que producen las cosas y seres que nos impresionan. Lo que más llama mi atención son las orejas. Vibran levemente como mariposas del pleistoceno, hechas de papel maché y colocadas por alguien, a propósito, a los costados de la gran cabeza. Sólo se escucha una respiración y definitivamente no pertenece a ninguno de nosotros. Es él. Áspera, arenosa, cavernaria.
Como guiados por un dios piadoso, los músicos de la banda empiezan a afinar sus instrumentos, cortando el clima de estupor.
Para sentarse junta dos sillas, con cautela de enorme. Con dos manos que recuerdan patas, hace la tradicional seña de un café a la dueña que, estupefacta detrás de la barra, lo está mirando. Pasan los minutos y nadie conversa. Música y respiración.
Mientras retomo mi submarino, el mismo de todos los días a esta hora, recuerdo otra ocasión tres años atrás en la que aparecí por primera vez aquí. Me doy cuenta de que sin quererlo, estoy cruzando mis pies y mis brazos.
Cuando Sarita le lleva el pedido, compasiva, se lo sirve en taza de café con leche, acompañado de un vaso cervecero de metal lleno de agua. Falta el pasto seco. Observo el gesto de la dueña, el mismo de aquella vez: apoya su mano sobre el hombro del nuevo y aprieta con suavidad. La cabezota se inclina rozándola con el mismo agradecimiento que yo sentí.
El aire se llena repentinamente de comentarios y risas.
Aquel otro día, recuerdo, aparentando un cancherismo desconocido hasta entonces, abrí la puerta y observé el lugar. Todas las mesas excepto la del medio (como por destino la misma a la que está sentado él) estaban ocupadas y los rostros se volvieron hacia mí. Silencio de sepulcro. Mis zapatos número 52, los brazos que me llegan a las rodillas, mis dedos de piel transparente y huesos del doble de longitud que lo normal, atraparon todas las retinas. Sorpresa y repulsión, la bienvenida.
Pero a todo se acostumbra uno. Yo a mis irregularidades de nacimiento y los demás a mi presencia. Sé que me llaman ‘Alien’ (me lo dijo Sarita). ¿Cómo empezaremos a llamar al mastodonte? Por mi parte, Mastodonte. Con el tiempo no le molestará, como a mí. Si lo miro con detenimiento y compasión, como ahora, puedo atisbar pupilas, labios y uñas. Sí, aunque cueste creerlo es una persona. Mañana, si vuelve, lo voy a invitar a tomar un café conmigo.
UNA FAMILIA DE CUENTO
Una familia de cuento
El Circo Argentino desarma su carpa por falta de público.
Analía tiene 15 años y siete hermanos que la aman. Al morir sus padres en un accidente, quedaron solos. Hasta ayer, los más grandes mantenían económicamente a la familia: trabajaban como payasos en el Argentino porque todos son enanos, menos
ella.
Analía es alta, pelirroja natural, buen cuerpo. Ahora deberá procurar el sustento y su príncipe azul esperará. ¿Para siempre? se pregunta mientras sube al auto en la zona roja de la ciudad.
jueves, 20 de enero de 2011
JULIO CORTAZAR: EL CUENTO BREVE Y SUS ALREDEDORES
(lo tomé prestado del excelente blog de Letralia)
miércoles, 19 de enero de 2011
sábado, 15 de enero de 2011
martes, 11 de enero de 2011
EL ÁRBOL DE MIS PAGOS
“En mis pagos hay un árbol…que del olvido se llama…donde van a despenarse, vidalitay…los moribundos del alma”:“La Canción del Olvido” de Alberto Williams, y el árbol existía, en Potrerillos, Mendoza. Era conocido por todos los lugareños, y cuando yo comenté que quería ir a visitarlo, mis padres me dijeron que debía tener mucho cuidado, porque una vez ahí, todas las penas se olvidaban y nunca más me pertenecerían.
No fui en ese entonces. Pasó mucho tiempo antes de que pudiera armarme del valor necesario para tamaña empresa. Recordaba siempre esa palabra, únicamente esa: “cuidado”.
Pasaron los años, me hice mujer, me casé, tuve un hijo, me divorcié, infinitas veces me hirieron y herí. Me levanté una y otra vez, lloré, reí, me aparté del mundo, regresé.
Cuando ya estaba convencida de que había aprendido lo suficiente de la vida, corrí el riesgo y tomé un tren. Luego un micro. Y allí junto a un riacho de montaña de agua helada y pura encontré al árbol. Cansada de tanto vivir, me quedé dormida junto a él, y al despertar por el frío anochecer en la montaña, me di cuenta de que sólo podía recordar lo bueno transitado desde la infancia.
Volví impaciente a la ciudad, inocente a los cincuenta y feliz como una niña.
En poco tiempo caí en los mismos errores que había cometido antes.
EL DUELO
Son temerarios y arrogantes, los más rápidos en el manejo de la Colt 45; solitarios, valientes y temidos en toda la comarca; rivales históricos en la conquista de mujeres del Far West y ladrones de banco por toda profesión conocida. Por esas cosas imprevistas del destino, ambos coincidirán en Lone Star City una mañana de verano.
Las gargantas de los hombres del pueblo se van humedeciendo con whisky y cerveza desde las primeras horas para evitar que el calor del sol las seque. Aunque no salen de sus casas ni del ‘saloon’, los chismosos observan los trámites de la carreta especial de la Wells Fargo, la empresa que recoge el dinero de los bancos de Texas, estacionada frente al único de Lone Star, y custodiada por dos uniformados con armas largas.
Alguien ha traído la noticia de que Baby Face aparecerá antes de que logren llevarse lo recaudado. El suspenso acompaña la escena. Como ante una orden recibida que nadie ha dado, las caras tras las ventanas se vuelven hacia la salida norte del poblado. Jimmy “the Swift” hace su entrada sin previo aviso, en el caballo árabe. Vestido de negro desde el sombrero a las botas y su rostro cubierto con un pañuelo que una vez fue blanco, apuesto pero polvoriento por el viaje, se dirige con la mano derecha apoyada en su cartuchera y lentitud premeditada, hacia el carromato de la Wells. No hace falta decir que el sheriff y los comisarios se preparan para una balacera. Por la salida sur de Lone Star se acerca despacioso, Baby Face, desaliñado y recio, a cara descubierta, en una rara combinación de adolescente y matón. Su mano izquierda se apoya en la pistola de caño largo.
Todo presagia violencia sin límites. Los rostros pueblerinos, aburridos por la rutina, delatan una actitud morbosa, deseosa de sangre. La distancia entre los pistoleros se acorta lentamente por la calle polvorienta, mientras los guardias, temblorosos, se aprestan a descargar sus Smith & Wesson. Parecen anticipar que todo esfuerzo será inútil ante la famosa velocidad de disparo de los ladrones.
El incidente se desata con celeridad. Caen los custodios heridos de muerte. El sheriff y los comisarios desorientados por el fuego cruzado, ni siquiera llegan a sacar las armas. La carreta de la Wells Fargo ha quedado solitaria y rebosante de dólares. Ni un alma se atrevió a salir a la calle principal. Es un silencio expectante el que marca el ritmo de los minutos.
Ahora les falta saber quién se llevará el botín. Los bandidos se encuentran separados por escasos cincuenta metros. Desmontan. Enfrentados, sus miradas amenazantes, serpientes hipnotizadoras, se clavan en el cerebro del rival. El ambiente es denso. El viento, hasta hace minutos caliente y pesado, se detuvo. Los ojos del pueblo recorren la distancia entre los bandoleros, deseosos de captar el gesto que preanuncia el momento de desenfundar. Hombres y mujeres parecen tener la certeza de que no habrá heridos: sólo un muerto. Ese minuto les resulta una eternidad.
En el velocísimo instante de las Colt, las respiraciones se suspenden. Jimmy está muriendo. Mientras, la bala de su pistola roza el hombro de Baby Face y termina alojada en el corazón del cameraman de la Metro.
lunes, 10 de enero de 2011
UNA PALABRA CON MÚLTIPLES SIGNIFICADOS. DISCULPEN
Palabra con problemas por sus múltiples significados:
Esto aconteció y tuvo como protagonistas a una familia rioplatense y una visitante canadiense que se alojó en su casa por espacio de tres meses.
La historia es digna de un profundo análisis lingüístico y palabra más, palabra menos, es totalmente verídica.
Transcurría un plácido almuerzo, cuando de pronto, la ilustre visitante, en un castellano con marcado acento canadiense, preguntó inocentemente:
- Pero.... para ustedes ... ¿todo es pedo?
- ¿¿¿Cómo...???
- Sí, claro...Es que hay cosas que todavía no entiendo del todo....
- ¿Por ejemplo?
- Hoy Agustín fue caminando hasta el centro a cambiar una remera y el negocio estaba cerrado. Cuando volvió dijo: 'Me hicieron ir al pedo'.
- Claro, eso significa que fue de gusto... o sea, en vano, inútilmente..
- Sí, sí, pero en plural es diferente. Cuando el otro día vinimos en taxi, al bajar Micaela dijo: 'Este tachero nos trajo a los pedos'..
- Eso quiere decir que venían rápido...
- Sí, ya me di cuenta. Pero me resulta difícil entender la diferencia del singular al plural... Además... hay otras frases que no son lo mismo, por ejemplo: Estar 'en' pedo, que estar 'al' pedo.
- Claro, estar 'en' pedo, es estar borracho; estar 'al' pedo, es estar sin hacer nada...
- ¡Eso! ¡eso!, suena parecido a ir 'al pedo'... Pero.... también lo usan cuando quieren significar negativa a hacer algo...
- A veces, en ese caso decimos: - 'No voy a ir ni en pedo', que significa que de ninguna manera lo haremos, o sea... ni borracho iría, ¿me entendés?
- Sí, ahora sí. Aunque todavía me queda otra; cuando el otro día Agustín no puso la mesa y vos te enojaste, Agustín luego me contó que vos lo habías 'cagado a pedos'...
- Sí, en ese caso quiere decir que lo reté, que le llamé la atención...
- Ahora entiendo un poco más... pero... me acordé de otra. Cuando fuimos al partido de fútbol y el delantero hizo un gol, el comentario de Agustín fue: 'Le salió de pedo'...
- Eso significa que lo hizo por pura suerte, que fue de casualidad...¿sí?
- Sí. Una última pregunta.... ¿qué quieren decir cuando Micaela le dice a Agustín: '¿¿¿¡¡¡vos... te tiraste un pedo!!!???'...
- Ah no, disculpame, los otros pedos no importan, pero eso no se dice, es de muy mala educación decirle a otro en público, que se tiró un pedo...
La historia es digna de un profundo análisis lingüístico y palabra más, palabra menos, es totalmente verídica.
Transcurría un plácido almuerzo, cuando de pronto, la ilustre visitante, en un castellano con marcado acento canadiense, preguntó inocentemente:
- Pero.... para ustedes ... ¿todo es pedo?
- ¿¿¿Cómo...???
- Sí, claro...Es que hay cosas que todavía no entiendo del todo....
- ¿Por ejemplo?
- Hoy Agustín fue caminando hasta el centro a cambiar una remera y el negocio estaba cerrado. Cuando volvió dijo: 'Me hicieron ir al pedo'.
- Claro, eso significa que fue de gusto... o sea, en vano, inútilmente..
- Sí, sí, pero en plural es diferente. Cuando el otro día vinimos en taxi, al bajar Micaela dijo: 'Este tachero nos trajo a los pedos'..
- Eso quiere decir que venían rápido...
- Sí, ya me di cuenta. Pero me resulta difícil entender la diferencia del singular al plural... Además... hay otras frases que no son lo mismo, por ejemplo: Estar 'en' pedo, que estar 'al' pedo.
- Claro, estar 'en' pedo, es estar borracho; estar 'al' pedo, es estar sin hacer nada...
- ¡Eso! ¡eso!, suena parecido a ir 'al pedo'... Pero.... también lo usan cuando quieren significar negativa a hacer algo...
- A veces, en ese caso decimos: - 'No voy a ir ni en pedo', que significa que de ninguna manera lo haremos, o sea... ni borracho iría, ¿me entendés?
- Sí, ahora sí. Aunque todavía me queda otra; cuando el otro día Agustín no puso la mesa y vos te enojaste, Agustín luego me contó que vos lo habías 'cagado a pedos'...
- Sí, en ese caso quiere decir que lo reté, que le llamé la atención...
- Ahora entiendo un poco más... pero... me acordé de otra. Cuando fuimos al partido de fútbol y el delantero hizo un gol, el comentario de Agustín fue: 'Le salió de pedo'...
- Eso significa que lo hizo por pura suerte, que fue de casualidad...¿sí?
- Sí. Una última pregunta.... ¿qué quieren decir cuando Micaela le dice a Agustín: '¿¿¿¡¡¡vos... te tiraste un pedo!!!???'...
- Ah no, disculpame, los otros pedos no importan, pero eso no se dice, es de muy mala educación decirle a otro en público, que se tiró un pedo...
ES AL PEDO TRATAR DE EXPLICAR NUESTRO IDIOMA A UN EXTRANJERO
lunes, 3 de enero de 2011
COMO MANEJARSE CON LA NUEVA ORTOGRAFÍA
Cómo manejarse con la nueva ortografía
Supresión de tildes, castellanización de palabras provenientes de otras lenguas, nuevos nombres para viejas letras, entre los cambios
Adrián Sack
Para LA NACION
MADRID.- La llegada de 2011 no sólo significó una vuelta de página para la historia, sino también para el uso del idioma español. A partir de ayer, las nuevas reglas y recomendaciones incluidas en las 745 páginas de la flamante edición de la Ortografía de la lengua española , editada en diciembre último por la Real Academia Española (RAE), comenzaron a regir y a generar, al mismo tiempo, dudas y polémicas sobre la necesidad de llevar a cabo esta muy comentada reforma.Para LA NACION
No obstante, y ante el vendaval de críticas y objeciones recibidas desde la prensa ibérica, el propio presidente de la RAE, José Manuel Blecua, se esmeró en aclarar en los últimos días que la mayoría de las modificaciones anunciadas por los medios como "cambios impuestos" por esa institución no son más que "simples recomendaciones", mientras que las alteraciones más radicales "sólo obedecen a la consolidación de reglas" que en la edición anterior de la Ortografía , publicada en 1999 y con 577 páginas menos que la actual, presentaban alternativas en su empleo o aparecían como recomendaciones.
A pesar de las aclaraciones, en esa última categoría es donde aparecen los cambios más profundos.
Es el caso de las palabras "guión", "huí", "Sión", "truhán" o "fié", que desde ayer deben escribirse obligatoriamente sin tilde, a no ser que sean empleadas, como en esta nota, para dar cuenta de la modificación de la regla. Pero desde la RAE se insistió en que el uso de las nuevas formas prescindentes de acentuación ortográfica ya habían sido aprobadas 11 años atrás, por lo que tal supresión representa, apenas, la ratificación de una regla preexistente que no fue debidamente acatada tras su presentación.
De igual manera, la muy española tendencia a castellanizar los términos extranjeros -en especial provenientes del inglés- tiene, desde ayer, forma de ley.
Ya no será correcto escribir "piercing", "catering", "sexy", "judo" o "manager" si no se hace en bastardilla o cursiva, con el fin de remarcar su origen extranjero. Desde el primer minuto de 2011, sólo se puede escribir sin este recurso la forma adaptada al idioma español de estas palabras, es decir, "pirsin", "cáterin", "sexi", "yudo" y "mánayer". También sucede lo mismo con los nombres propios, donde Tchaikovski pasará a escribirse Chaikovski.
En la lista de las imposiciones más drásticas, también se hace notar la muerte de la tilde en la conjunción disyuntiva "o" cuando es escrita entre números, lo que originalmente se recomendaba para que la letra "o" no fuera confundida con el número "0". Pero ya no estará bien escribir "4 ó 5". La única forma aceptada será "4 o 5".
Además, ya no existen más los ex presidentes ni los ex maridos, aunque sólo nominalmente, porque luego de las modificaciones publicadas en la Ortografía de la lengua... , pasaron a ser "expresidentes" y "exmaridos". Tan sólo las expresiones compuestas, como alto comisionado o capitán general, podrán utilizar el prefijo "ex" en forma separada.
En cambio, y contrariamente a lo interpretado en un primer momento por varios medios internacionales, la supresión del acento ortográfico en el adverbio "sólo" y los pronombres "éste", "ése" y "aquél" no será obligatoria, ya que, tras arduas discusiones entre académicos, se decidió mantener el uso de ambas formas.
"A partir de ahora se podrá prescindir de la tilde, incluso en casos de doble interpretación", dice el texto, donde el "deberá" fue degradado en su rigor a un simple "podrá".
El empleo opcional de las modificaciones también se extiende a una de las reglas que más polémicas despertaron: el reemplazo de la "b" corta por la más castiza "uve" para denominar a la letra "v", o la desaparición del nombre "i griega" para designar a la "y", que la Docta Casa, fundada en 1713, prefiere llamar "ye" por resultar su uso "el único recomendado para todo el ámbito hispánico, por ser más simple y distinguirse directamente, sin más necesidad de especificadores, del nombre de la vocal i».
Frente a las controversias y resistencias generadas por la gran cantidad de modificaciones de las reglas incluidas en la nueva ortografía, que comprende la supresión en el alfabeto de la "ch" y la "ll", José Manuel Blecua, de 71 años, se esperanzó de que todos los cambios impuestos y propuestos "serán asimilados en cuanto se empiecen a enseñar en las escuelas", tal como sucedió con reformas anteriores.
"En cuanto eso se enseñe en la escuela, no habrá inconvenientes. El problema es para nosotros, para los que hemos aprendido así. A mí se me irá la mano en guión , es inevitable. Yo viví el cambio de fue , vio , dio , que antes se escribían con tilde. Pero la nueva generación no ha tenido ese problema", señaló el director de la RAE.
A partir de ahora, José Manuel Blecua será el encargado de demostrar que la nueva Ortografía de la lengua española no fue inspirada por el guion de un truhan, sino por el trabajo conjunto y consensuado de expertos y algún mánayer del idioma español en todos los países hispanohablantes.
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Escritosdemiuniverso
Este blog es como ese universo que construyo día a día, con mis escritos y con los escritos de los demás para que nos enriquezcamos unos a otros. Siéntanse libres de publicar y comentar. Les ruego, sin embargo que lo hagan con el respeto y la cultura que distingue a un buen lector y escritor natural.
“Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído…”
Jorge Luis Borges
“Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído…”
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