INTERCAMBIO
Con dificultad introduje la llave: era la correcta. Abrí la puerta y tanteé la pared, buscando el
contacto de la luz, que no pude encontrar. Todo giraba. Volví a cerrar la
puerta y di unos cuantos pasos, inseguro. Había una mesa y una lámpara.
Siguiendo el cable llegué a la perilla. Una luz azulada iluminó el rincón.
Sentía vértigo y ganas de vomitar. Abrí la primera puerta a la izquierda. El
baño. Largué una mezcla repugnante de vodka, naranja, menta y gin. Borrosa, vi
una cara con barba crecida en el espejo. Era yo. Me arrastré por la sala
buscando la puerta del dormitorio. Lo único que quería era acostarme. En
penumbras arrojé los zapatos y casi sin equilibrio ni pantalones, aparté las
sábanas y caí sobre el colchón. Un brazo enlazó mi cuerpo. Al rato, caricias
desconocidas se adueñaron de mis deseos.
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Gracias por tu comentario. Lidia