CÓDIGOS
Le sirvió un
mate dulce y espumoso. El gaucho Méndez no dijo nada, miró pa’arriba
desinteresado. Sabía, como buen pampeano sureño el significado que tenía: la
Rosario estaba muerta de amor por él. Pero el corazón del hombre pertenecía a
otra. Cebó él y se quedó oteando las nubes negras que corrían hacia ellos como
zainos desbocados. Se
viene la lluvia —dijo y le alcanzó el mate frío. La paisana supo que la
rechazaba.
—Ahora
déme un amargo y váyase pa’dentro; no se me vaya
a mojar ni de arriba ni de
abajo… Yo ya me voy pa’l rancho;
se está haciendo tarde y su hermano no llega.
seco, dando por terminada la relación amorosa que en verdad,
nunca había empezado.
Un abrazo desde el semidesierto de mi lindo México. Invierno 2013 en este lado del planeta.
ResponderEliminar