PECULIAR AGENDA
Como
siempre te despertás a las 6, vas al baño y te cepillás los dientes.
Como siempre te hacés el desayuno de
reyes que aconsejan los que saben y cargás el celular.
Como
siempre te das una ducha con los tres últimos segundos de agua fría para
tonificar, te afeitás, te ponés loción y te vestís con la ropa que preparaste a
la noche.
Como
siempre cortás la llave general de gas, no olvidás apagar todas las luces y
desconectás la computadora por si hubiese corte de electricidad. Recogés tu
teléfono móvil, el attaché del escritorio, abrís la puerta, levantás el diario
que dejaron en la entrada y cerrás con las cuatro llaves.
Como
siempre sacás el auto de la cochera, manejás tranquilo por la ruta hasta el
centro escuchando tu Mp4.
Como
siempre pasás tu mañana en la
Bolsa comprando y vendiendo acciones para tus clientes, ganando
buenas comisiones. Después vas una hora al gimnasio a hacer un poco de pesas y
unas piletas.
Como
siempre te encontrás a almorzar con un amigo en el mejor restaurante de la City porteña, pagás con tu
American Express, regresás a la oficina y hacés algunos llamados personales
mientras organizás el día de mañana.
Como
siempre -satisfecho de la jornada- vas a
tomar unos tragos a un pub del Bajo
con varios colegas, volvés a tu casa un poco entonado pero manejando con
prudencia para que no te pare la policía.
Como
siempre, al entrar encendés las luces, preparás un buen café porque no
acostumbrás cenar, te tirás en el sillón del living, decidís que es una buena
idea ver un estreno en el DVD y desconectás los dos teléfonos. Terminás la
película y, todavía despabilado salís de tu casa sin nada en las manos a correr
por el parque.
Como siempre encontrás alguna
pareja besándose y les cortás las gargantas con la sevillana que, como siempre,
llevás en el bolsillo del jogging.
Todo como siempre, pero la navaja
la usás sólo el último viernes de cada mes.
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Gracias por tu comentario. Lidia