TAL PARA CUAL
El teléfono sonó tembloroso. Le había
contagiado en algo mi ansiedad por esa llamada que no llegaba desde hacía
noches. No contestaba por temor a que no fuera él.
Lo había prometido. Lo había jurado. Pero pasaron seis
días y no cumplió. ¿Sabía ese hombre de la angustia en mi garganta, de los pies
hablando rencores sobre el piso de parquet, de la tinta agonizante de mis palabras
en las seis cartas escritas y no enviadas? Seguramente no, con su amor
adulterado de domingo.
Sonó cinco veces y atendí. Escuché su lengua negra de
mentiras cuando dijo lo siento nena…tuve que viajar. Sin embargo, como
prostituta en celo, compuse no sé cuántas frases ingeniosas y desde ese momento
me recibí de farsante por migajas de fin de semana.
Éramos tal para cual. Ilusos, creyendo que el otro
mantendría como fuego una esperanza de a dos que ya languidecía.
Mi querida Lidy, lo compartí en Facebook. Un abrazo
ResponderEliminarRecordada Lidia trato de leerte lo más posible, no siempre comento, soy vago pero no mezquino, Me gusto lo que escribís. Un afectuoso abrazo.
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