CÓDIGOS
Le sirvió un mate dulce y espumoso. El gaucho
Méndez no dijo nada y miró pa’arriba, como desentendiéndose. Sabía, como buen
pampeano sureño el significado que tenía: la Rosario estaba muerta de amor por él y le era
fiel. Pero el corazón del hombre pertenecía a otra desde ya no sabía cuándo.
Mateó él y se quedó oteando las nubes negras que corrían hacia ellos como zaino
desbocado. Dijo: —se viene la lluvia—, y le alcanzó el mate frío. La paisana
supo que la rechazaba.
—Ahora déme un amargo y váyase pa’dentro;
no se me vaya a mojar ni de arriba ni de abajo… Yo ya me voy pa’l rancho; se
está haciendo tarde y su hermano no llega.
La paisana no era tonta y pa’rematar la
conversación, le dio un mate vacío, (con yerba pero sin agua) dándole a
entender que daba por terminada la relación amorosa -que en verdad nunca había
empezado-.
¡Mate con Jaque! Besitos
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