El 13
Al límite de la desesperación y habiéndose
quedado ya con sólo una ficha, estaba parada frente a la mesa de ruleta,
escuchando el ruido espantoso de su corazón a punto de explotar.
El médico le había dicho que no debía
exponerse a situaciones emocionales fuertes. Puso la ficha sobre el número 13.
Un minuto de suspenso se le hizo largo como toda su vida, y la bola paró en el
14.
Su corazón dejó de latir: ya no tenía nada
que perder.
Lidia,
ResponderEliminarMuy bueno, un gran cuento.
!Enhorabuena!