CACERÍA NO PREMEDITADA
Somos tu techo, me dicen las golondrinas. No hay nada más en lo alto.
Apoyo la cabeza y sin quererlo, mis dedos de cazador, disparan repetidamente el fusil.
Cae la bandada y entra en paisajes del mundo desconocido. El regocijo y la pasión desaparecen con sus alas.
Todo se va poniendo frío para mi mano voluntaria, y son muy apretados los pasos del más acá.
Me he convertido en un sin techo.
Por encima sólo el Universo.
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Gracias por tu comentario. Lidia