"La historia de las lenguas perfectas es la historia
de una utopía, y de una serie de fracasos. Pero nadie ha dicho que la
historia de una serie de fracasos resulte fracasada.
Aunque
fuera la historia de la invencible obstinación por perseguir un sueño
imposible, seguiría siendo interesante conocer los orígenes de este
sueño y los motivos por los que se ha mantenido vivo a lo largo de los siglos", escribió
Umberto Eco en su ensayo "La búsqueda de la lengua perfecta" (1993).
Quienes crearon idiomas de la nada no siempre pretendieron la comunicación perfecta. Otras lenguas artificiales tuvieron propósitos artísticos, religiosos, ocultistas y hasta meramente decorativos. La mayoría son proyectos de lenguas internacionales. Según Eco, Monnerot-Dumaine registra 360 iniciativas;
Knowlson cataloga 83 obras referidas solamente a modelos de lenguas
universales surgidos entre los siglos XVII y XVIII, y Porset, que se
limita a los proyectos del siglo XIX, proporciona 173 títulos.
Hay lenguajes creados por autores de ciencia ficción para satisfacer la demanda de un argumento, como el
na´vi de
"Avatar" (J. Cameron, 2009) y otros transcriptos durante experiencias místicas, como el idioma marciano que transcribía en trance
Hélène Smith (nombre real Catherine-Elise Muller, 1861-1929), una médium estudiada por el psicólogo de la Universidad de Ginebra, Suiza,
Théodore Flournoy
(1854-1920). Otros casos fueron falsificaciones ocultistas, como el
varkulets o el ummita. Y existen vocabularios que son secuela o parte de
obras artísticas, que le añaden a sus producciones cierta dosis de
exotismo realista y misterio, como
la panlingua y el neocriollo creadas por el artista místico
Xul-Solar (1887-1963).
De aquella Torre de Babel donde las lenguas se
confunden a veces surgen destellos de voces nuevas. Veamos dos ejemplos
de lenguas alienígenas:
"Mimnio, athesa, eieioioio", la canción fúnebre entonada por los Manos en "El Eternauta" (Héctor G. Oesterheld, 1950) y
"Klaatu barada nitko", la órden con que el extraterrestre de
"El día que paralizaron la Tierra"
(Robert Wise, 1951) desactiva a Gort, un robot que iba a arrasar con la
vida en el planeta. Pero estas prometedoras ideas nunca se llegaron a
desarrollar, y a partir de frases únicas es imposible suponer todo un
idioma.
Acto seguido, una selección de lenguajes completos, o
casi completos, que hasta cuentan con su abecedario, su diccionario y
su propio
tesaurus lexicográfico.
1. El volapük. Creado en 1879 por el obispo alemán
Johann Martin Schleyer
(1831-1912), fue acaso la primera propuesta de lenguaje universal.
"Menefe bal, püki bal" ("una lengua para una humanidad") fue su lema. La
idea del sacerdote parecía altruista, y la meta que pregonaba era
promover el entendimiento entre las distintas culturas. En 1889
existían 283 clubs volapükistas que cubrían Europa, América y Australia,
con sus correspondientes cursos, diplomas y revistas. En su esplendor
llegó a tener 100 mil hablantes.
Pero cuando celebró en París su
tercer congreso internacional estallaron diferencias irreconciliables.
Paradójicamente, fue el primer encuentro donde sólo se habló en volapük.
También le jugaron en contra su complejidad gramátical, que Schleyer
invocase que el volapük era "su" propiedad, y el nacimiento de un serio
competidor, el esperanto.
2. El esperanto. Iniciativa del oftalmólogo polaco
Luis Lázaro Zamenhof
(1859-1917), quiso, como el volapük de Schleyer, facilitar la
comunicación humana. Residente en un distrito bajo el dominio del zar,
Zamenhof creció en una Babel de razas que explica su fervor por crear una lengua internacional. Hoy es la lengua planificada más enraizada del mundo. Simpatizan con ella figuras como Umberto Eco,
Alfonso Cuarón (productor de "El laberinto del fauno", entre otros), y
Jimmy Wales, este último cofundador de wikipedia, con más de
150.000 artículos en esperanto.
En 1887, Zamenhof, publicó la edición rusa del primer libro, titulado
Lingvo internacia (La lengua internacional), que firma "Doktoro
Esperanto" (Doctor Esperanzado), seudónimo que pronto pasó a ser el
nombre del idioma. La flamante lengua impactó en el cine. En "El Gran
Dictador" (Chaplin, 1940), los carteles del gueto, escritos en
esperanto, dan al filme un clima más universal.
William Shatner, el famoso Capitán Kirk de "Star Trek", conversó en esperanto en
"Incubus"
(L. Stevens, 1965), película de culto por su final en llamas y el
suicidio de dos actores. En 1996 apareció una copia, restaurada para
disfrute de los
200 mil hablantes actuales del idioma.
En Incubus (1965), un filme de terror, William Shatner habla en
esperanto. Dicen que la pronunciación de los actores es espantosa y por
eso prendieron fuego al original. Pero hay otras versiones.
3. El quenya (también qenya, o alto élfico). En 1915, J. R. R. Tolkien (1892-1973) recopiló el
Léxico Qenya,
uno de los primeros index de palabras élficas para su obra "El Señor de
los Anillos" y la más conocida de las 15 ideolenguas creadas por el
escritor y filólogo británico. Cuando inventó el quenya el autor tenía
23 años, y le tomó otros 20 desarrollar gramática, vocabulario y
fonética del idioma de los elfos, con su base similar al latín y toques
de finés y griego. No se sabe si porque quiso reafirmar la ligazón de su
obra con el catolicismo o para demostrar la perfección de su lengua,
tradujo el Padrenuestro y el Avemaría al quenya. Así explicó Tolkien la
importancia de sus creaciones lingüísticas: "El cimiento es la invención
de lenguas. Los ´cuentos´ se hicieron más bien para proveer de un mundo
a las lenguas que a la inversa" (cita extraída de un estudio de
Marcelo Dos Santos).
4. El varkulets. Lengua difundida por el sastre polaco
Eustaquio Zagorski (1904-1981),
establecido en la Argentina en 1929. Él aseguraba haber aprendido esta
lengua de su madre nativa de un satélite de Júpiter, Ganímedes, a dónde
él también juró haber viajado en 1953 mientras veraneaba en Quilmes,
provincia de Buenos Aires.
Tradujo a este idioma El Martín Fierro a pedido del padre jesuita Benito Segundo Reyna (1900-1982), famoso por su interés en los ovnis. El incunable fue censado en la más completa bibliografía dedicada al poema gauchesco de
Santos Domínguez Koch (1926-2008). En los setenta,
Zagorski envió un manuscrito a
Oscar Galíndez,
un abogado cordobés quien develó que tanto la fonética como la
sintaxis del varkulets eran una creación consciente inspirada en el
español. Casi no quedan vestigios de esta curiosa lengua contemporánea,
pese a lo cual batió records de hablantes conocidos: uno.
5. El ummita. Si hay un idioma por el cual
muchos se han devanado los sesos por descubrir su lógica y sintaxis,
este es el usado por los nativos de
Ummo
(un planeta en órbita alrededor de la estrella Iumma, identificada con
nuestra Wolf 424), y por algunos terrestres, casi todos españoles,
franceses y argentinos. Los ummitas fueron dados por buenos en el café
Lion de Madrid allá por el año 1966, cuando sus contertulios recibían
llamadas telefónicas y copioso correo de estos seres, infiltrados en
todo el planeta, a juzgar por el estampillado de sus cartas.
En sus textos intercalaban vocablos de Ummo para ir familiarizando con su idioma a los contactados. En 1979, el español Antonio Moya Cerpa ordenó sus voces. Ahora, el francés
Denis Roger lleva
un sitio donde hace un "análisis semántico" del ummita. Ummo fue
creación del fumista español José Luis Jordán Peña y unos pocos
colaboradores. Se han llegado a escribir artículos titulados en ummita.
Por ejemplo,
"Buawaigaai Ayuyisaa 'Argentina' do ia Kaawaea Ummooemmi ia Oyagaa" ("Percepción de la Red Social Argentina de la Llegada de los Hombres de Ummo a la Tierra"), publicado en la revista
Cuadernos de Ufología en 1994.
Audio original de llamada ummita de 1969. "No
formulen sus preguntas a hermanos reunidos en su domicilio. Suplicamos
perdón. Desconecto comunicación. Desconecto". Aunque el "ummita" parece
apretar su nariz, "ellos" juraban hablar español usando un dispositivo
especial.
6. El klingon. Es la lengua alienígena más popular del universo de
Star Trek (G. Roddenberry, 1966). Millares de trekkies (fanáticos de la serie) adoptaron el
klingon
como segunda lengua, ya sea para jugar rol, devoción o para conversar
con otros fans. En 1985, la productora de la franquicia le pidió al
lingüista
Marc Okrand que sistematizara el idioma y así nació El Diccionario Klingon. En el 2000, el
Instituto del Lenguaje Klingon (ILK), que imparte cursos, seminarios y congresos,
tradujo Hamlet al idioma oficial de Qo'noS,
el planeta natal del teniente Worf. El klingonés, un lenguaje brusco y
gutural, es limitado, pues permite casi solamente hablar de viajes
siderales, batallas interplanetarias o súper tecnologías alienígenas.
Sus raros grafismos tienen voz propia. Por ejemplo: "Eso es una gran
noticia" se traduce "buy' ngop" (Literalmente "Los platos están
llenos"). "Es el lenguaje en más rápido crecimiento de la galaxia", reza
el eslogan del ILK.
El klingon, idioma del teniente Worf, hizo crecer a Star Trek The Next Generation. Esta cultura extraterrestre también tiene su música, su folklore y sus tradiciones ancestrales, como muestra el video.
7. El Na'vi. Es la lengua que hablan los pueblos originarios de Pandora, protagonistas de la película
"Avatar" (J. Cameron, 2009). Su creador,
Paul Frommer, un doctorado en lingüística contratado por el director del film en 2005, es un confeso admirador del klingon.
"¡Ha adquirido vida propia!",
se asombró. El cineasta pidió al científico que el na'vi fuese fácil de
aprender por los actores y no se parezca a ninguno de los idiomas
conocidos, una virtud que ni siquiera tuvo Cameron,
acusado de abrevar de excesivas fuentes de inspiración
al escribir el argumento de la película. Frommer se tomó seis meses en
crear el idioma y él mismo se lo enseñó a cada actor. En varios sitios
se enseñan na'vi mientras Cameron termina de filmar la trilogía. Su
vocabulario supera las mil palabras y crece mientras los fans crean
nuevos términos y éstos son aprobados por su autor.
¿Necesitamos seguir imaginando idiomas? Probablemente sí quienes
aspiran a disfrutar y comprender la colorida diversidad de sistemas de
comunicación. Seguramente no, si insistimos en vivir en un mundo donde
sólo pueden acceder a la educación unos pocos privilegiados. Tal vez la
respuesta es, por ahora, mejorar cada vez más la calidad de los sistemas
de traducción.
Alejandro Agostinelli es periodista y editor del blog Factor 302.4