EL PECADO DE GLADYS
José había fallecido hacía ocho años y medio. Gladys lo amó desde que se conocieron, cuando ambos tenían diecisiete. Noviaron, se casaron, tuvieron hijos y nietos, y un día José, su querido José, se enfermó. Fue un largo y penoso proceso que Gladys acompañó con cuidado, afecto y una tristeza sorda por la separación inevitable. Al morir, Gladys se quedó sola: sus hijos y nietos vivían lejos, y ella no quería dejar el hogar. Había sido tan feliz.
Siguiendo los deseos de su marido, Gladys lo había enterrado en el cementerio y sobre la tumba, armó un jardín. Durante el primer año, iba todos los domingos a mantener las plantas,” conversar” y llorar. Como en todo duelo, poco a poco fue aceptando su muerte, trayendo a la memoria buenos momentos de la vida en común, y llorando cada vez menos. Cuando sus hijos venían a visitarla, iban con ella a poner unas flores, y después recordaban entre todos sus mejores rasgos. Gladys empezó a ir una vez por mes. Luego del tercer aniversario, sólo para el cumpleaños, el aniversario de casamiento y el día de todos los muertos. A los cuatro años renovó el alquiler de la sepultura, y empezó a ir sólo para conmemorar el día de su fallecimiento.
Mientras, la vida de Gladys seguía: había hecho nuevas amigas, concurría a un club a bailar folclore, viajaba a casa de los hijos a visitarlos y se quedaba todo el tiempo que quería, adelgazó y ahorró algún dinero de la pensión y de su propia jubilación. Un día se fue de viaje a Europa con dos amigas y paseó durante 4 meses. Cuando regresó pensó en el jardín del cementerio y en cuánto hacía que no iba a cuidarlo. Con seguridad las plantas habrían muerto. Tomó nota mental de todo lo que había hecho últimamente y se dio cuenta de que hacía dos años que no iba. Sólo un día después tomó el colectivo cargada de flores y plantines.
Cuando volvió, fue directo a la casa de una amiga. Blanca abrió la puerta y la vio pálida. —“Hola, Gladys, ¡qué alegría que viniste! Pero, ¿qué te pasa? ¿Estás bien?” —Gladys la miró y le respondió: “Vengo con José”.
En una bolsa de arpillera traía los huesos que el domingo anterior habían sacado de la fosa al vencer el segundo plazo de renovación.
Blog literario de escritos propios y amigos, información literaria y aportes sobre escritura-
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Escritosdemiuniverso
Este blog es como ese universo que construyo día a día, con mis escritos y con los escritos de los demás para que nos enriquezcamos unos a otros. Siéntanse libres de publicar y comentar. Les ruego, sin embargo que lo hagan con el respeto y la cultura que distingue a un buen lector y escritor natural.
“Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído…”
Jorge Luis Borges
“Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído…”
Jorge Luis Borges
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario. Lidia