viernes, 9 de noviembre de 2018


ENSUEÑOS SECRETOS

“Quiero gozar del crepúsculo
en el cotidiano bregar
para entrar en el sueño
reparador”
Todos los anocheceres papá recitaba esas palabras antes de cerrar sus ojos cansados y disponerse a soñar. Nunca supe qué lo invadía al dormir. Por alguna extraña razón, no explicada, ensayé esos versos como un rezo. Y cuando su vista dejaba de pertenecer al mundo real, ya había aprendido a imitarlo.
No eran cuentos los que me relataba antes de que yo también cayera inconsciente. Jamás me narró uno. De todas maneras yo no sabía que existían.
Sólo esa frase que me llevaba a otros mundos, míos, y que podía recordar al despertar. Imágenes que se entrelazaban creando historias, extrañas aventuras en las que yo era el héroe, animales feroces contra los que luchaba y arduos viajes por el universo. A pesar de lo complejos que resultaban, nunca sentí miedo porque él estaba ahí, acostado a un brazo de distancia.
Despertábamos juntos como un dúo de soñadores.
Yo le contaba mis historias. Nunca conocí las suyas.




jueves, 30 de agosto de 2018


TAL PARA CUAL

             El teléfono sonó impaciente. Le había contagiado mi ansiedad por ese llamado que no llegaba desde hacía varias noches. No me decidía a contestar por temor a que no fuera él.       
            Lo había prometido. Lo había jurado. Pero pasaron ocho días y no cumplió. ¿Sabía ese hombre de la angustia en mi garganta, de los pies hablando rencores sobre el parquet, de la tinta agonizante de mis palabras en las ocho cartas escritas y no enviadas? Seguramente no, con su amor adulterado de domingo.
            Al quinto llamado atendí. Escuché su lengua negra de mentiras cuando dijo lo siento nena…tuve que viajar. Sin embargo, como prostituta en celo, compuse no sé cuántas frases ingeniosas y desde ese momento me recibí de farsante por migajas de un día a la semana.    
            Éramos tal para cual. Ilusos, creyendo que el otro iba a alimentar como fuego una esperanza de dos que ya languidecía.


jueves, 12 de abril de 2018


UNA FAMILIA DE CUENTO

              El Circo Argentino desarma su carpa por falta de público.
              Blanquita tiene 15 años y siete hermanos que la aman. Al morir sus padres en un accidente, quedaron solos. Hasta ayer, los más grandes mantenían económicamente a la familia porque trabajaban como payasos en el Argentino. Todos son enanos, menos ella.
              Blanquita es alta, pelirroja natural, buen cuerpo. Ahora deberá procurar el sustento y su príncipe azul tendrá que esperar. ¿Para siempre? se pregunta mientras sube al auto en la zona roja de la ciudad.


jueves, 15 de marzo de 2018


SIMULADORES

Todos lo saben, incluso yo. Una y otra vez repetirán las mismas palabras, idénticos gestos sin compromiso, las miradas, los espacios de silencio. Ahora entrarán Silvia y Roberto. Jorge y Ana María -los hijos mayores- y Miguel Ángel -el tío- y se ubicarán alrededor de la mesa. Las acciones, el cambio, las carreras de caballos, la Ferrari nueva… Y por debajo, un miedo abrasador que no van a expresar ni revelarán. Hasta que aparezca la policía a llevarse a Roberto.
Todos saben. Todos tiemblan. Pero hoy como siempre hablarán de cosas sin importancia.
Yo también mantendré el secreto.


martes, 27 de febrero de 2018

ABSUELTA DE PECADO

            Rodeada de mujeres oscuras día y noche, el hábito esconde sus formas femeninas, sus movimientos livianos y mudos; pero el roce de la tela negra contra sus piernas al caminar sumado a la presión constante  de la fajasas, aterradoras como todo lo desconocido. alrededor del pecho, le generan sensaciones voluptuosas
            Ni el silicio ni la confesión semanal calman su culpa o su placer.
            En secreto, se depila desde la ingle hasta los tobillos y acaricia sus axilas anónimas en la austeridad de su celda. Afiebrada, imagina brazos amarrándola, bocas pegadas a su cuello huérfano de sol, manos enredadas en el pelo negro que dejó escondido y largo contra todas las reglas.
            Es célibe pero ya no es casta.
            Desde hace días mira al Cristo como quien adora al desnudo David de Miguel Ángel. Después de diez años de rezo y votos, ha llegado a la conclusión de que la alianza en su dedo le da el derecho a sentirse mujer. No confiesa, no habla, ya no sufre; ha aceptado el deseo y la placidez de ser esposa de ese hombre en la cruz.
            Aunque sea polígamo.




sábado, 20 de enero de 2018

AQUÍ Y AHORA

Mi vida había sido una penosa sucesión de frustraciones, orfandad,  pruebas  fallidas, interminables duelos y dolores físicos torturantes, que de tan conocidos se habían convertido en  mis dulces y leales compañeros.
El último año, al regresar de un retiro monacal voluntario en el que medí el completo vacío de mi existencia, creyendo -ilusa- que no habría nada peor, encontré mi casa ardiendo y conocí algo más cruel: la indigencia.  Vagaba por las calles con lo puesto y descubrí que aún se podía caer más bajo. Comía si daba a otros unos minutos de mi cuerpo, ausente de emociones. Sola, sin siquiera un perro que me ladrara, añoré amistades engañosas de la adolescencia, hombres abusadores de la juventud e internaciones en los que para mí eran nidos de cemento y cristal. En ese entonces todavía tenía un nombre propio que ya estoy olvidando y sentimientos que se van adormeciendo poco a poco.
El mes pasado encontré una paloma herida en la plaza; la curé con mis manos calentadas a soplo, y recibí de ella una fidelidad simple, sin palabras ni exigencias.
Ayer comprendí que al hacerme cargo de ese pequeño plumaje, había entrado por primera vez en un aquí y ahora perfecto y siempre diferente: incapaz de traicionar porque es presente absoluto.
Cuando la paloma voló, como volaría un hijo, al fin conocí la riqueza del instante fugitivo.

martes, 9 de enero de 2018

INTERCAMBIO

            Con dificultad introduje la llave: era la correcta.  Abrí la puerta y tanteé la pared, buscando el contacto de la luz, que no pude encontrar. Todo giraba. Volví a cerrar la puerta y di unos cuantos pasos, inseguro. Había una mesa y una lámpara. Siguiendo el cable llegué a la perilla. Una luz azulada iluminó el rincón. Sentía vértigo y ganas de vomitar. Abrí la primera puerta a la izquierda. El baño. Largué una mezcla repugnante de vodka, naranja, menta y gin. Borrosa, vi una cara con barba crecida en el espejo. Era yo. Me arrastré por la sala buscando la puerta del dormitorio. Lo único que quería era acostarme. En penumbras arrojé los zapatos y casi sin equilibrio ni pantalones, aparté las sábanas y caí sobre el colchón. Un brazo enlazó mi cuerpo. Al rato, caricias desconocidas se adueñaron de mis deseos.

              Todo resultó extraño y seductor. Pero no  tenía interés en conocer la cara de ese hombre que dormía a mi lado.              ¿Qué estará sintiendo mi mujer, en nuestra cama, en nuestro departamento, recorrida por manos femeninas, las mismas con las que en la barra de aquel bar de mala muerte los cuatro intercambiamos llaves y direcciones? 

Escritosdemiuniverso

Este blog es como ese universo que construyo día a día, con mis escritos y con los escritos de los demás para que nos enriquezcamos unos a otros. Siéntanse libres de publicar y comentar. Les ruego, sin embargo que lo hagan con el respeto y la cultura que distingue a un buen lector y escritor natural.



“Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído…”
Jorge Luis Borges



Escritura

Escritura
esa pluma que todos hubiéramos querido tener entre nuestros dedos