lunes, 28 de diciembre de 2015

PECULIAR AGENDA: de mi libro ESA OBSTINADA COSTUMBRE DE MORIR

PECULIAR AGENDA
                   Como siempre te despertás a las 6, vas al baño y te cepillás los dientes.           
                 Como siempre te hacés el desayuno de reyes que aconsejan los que saben y cargás el celular.
            Como siempre te das una ducha con los tres últimos segundos de agua fría para tonificar, te afeitás, te ponés loción y te vestís con la ropa que preparaste a la noche.
            Como siempre cortás la llave general de gas, no olvidás apagar todas las luces y desconectás la computadora por si hubiese corte de electricidad. Recogés tu teléfono móvil, el attaché del escritorio, abrís la puerta, levantás el diario que dejaron en la entrada y cerrás con las cuatro llaves.
               Como siempre sacás el auto de la cochera, manejás tranquilo por la ruta hasta el centro escuchando tu Mp4.
                 Como siempre pasás tu mañana en la Bolsa comprando y vendiendo acciones para tus clientes, ganando buenas comisiones. Después vas una hora al gimnasio a hacer un poco de pesas y unas piletas.
                 Como siempre te encontrás a almorzar con un amigo en el mejor restaurante de la City porteña, pagás con tu American Express, regresás a la oficina y hacés algunos llamados personales mientras organizás el día de mañana.          
                   Como siempre  -satisfecho de la jornada- vas a tomar unos tragos a un pub del Bajo con varios colegas, volvés a tu casa un poco entonado pero manejando con prudencia para que no te pare la policía.
           Como siempre, al entrar encendés las luces, preparás un buen café porque no acostumbrás cenar, te tirás en el sillón del living, decidís que es una buena idea ver un estreno en el DVD y desconectás los dos teléfonos. Terminás la película y, todavía despabilado salís de tu casa sin nada en las manos a correr por el parque.
       Como siempre encontrás alguna pareja besándose y les cortás las gargantas con la sevillana que, como siempre, llevás en el bolsillo del jogging.
        Todo como siempre, pero la navaja la usás sólo el último viernes de cada mes.


lunes, 21 de diciembre de 2015

Karítsi kalosýni

Karítsi kalosýni
© David Gómez Salas

Una tarde en la playa
a los seis años de edad
—etapa frambuyosa—
conocí a Karítsi kalosýni
hada bondadosa
y bálsamo para los niños
que viven en orfandad.

Es una muñequita linda
que irradia alegría y dulzura;
compuesta de azúcar morena,
crema de coco y espuma de mar.

Vive en el océano y sale a tierra,
todas las navidades, sin faltar;
para dar cariño y regalos
a todos los niños de cualquier lugar.

Sonrió amorosa, acarició
mi cabeza con suavidad
y me dio un puñado de arena,
miles de granitos de felicidad.

Pizquitas de mar, de estrellas, de luna,
del universo y muchas cosas más;
chispitas de amor y bondad
que alegres vuelan hacia los demás.

Con mis amiguitos yo deseo estar
para compartir la felicidad.
que me regaló Karítsi kalosýni,
niña bondad, salida del mar.

viernes, 11 de diciembre de 2015

CONCURSO DE RELATOS "VILLANOS EXTRAORDINARIOS"

CON CADA LUNA LLENA
            El arroyo recibe el cuerpo sin vida, todavía tibio, de manos del hombre que mira extasiado cómo va desapareciendo entre restos de comida, bolsas de plástico y un viejo zapato ortopédico. El oscuro cabello se confunde con el fango pero el cadáver no termina de hundirse.
Satisfecho, se frota las manos pegajosas en el pantalón. En un bolsillo lleva como trofeo la lengua de su víctima.
El perro hambriento se acerca despacio. Huele carne fresca. Mientras los otros esperan, se atreve en las aguas y muerde un bracito. Pelea con él arrastrando el cuerpo a tierra firme. No lo perderá: hace días que no encuentra qué comer. El resto de la manada lo ayuda en el destrozo. Todo sucede en minutos; la comida resulta escasa para tantos pero su instinto les dice que aunque poca, ayuda a saciar en algo el hambre.
Celoso, el hombre observa. En ese momento se recrimina no haber comido ni bebido del que mató. Reflexiona que así habría completado el ciclo de búsqueda, violación y muerte que repite cada noche de luna llena, sosteniendo la fantasía de convertirse en lobo.
Hombre lobo del hombre, piensa. Él nunca será víctima: siempre victimario.
Se va, envidiándolos. Decide que en la próxima luna no se dejará robar el cadáver. Será suyo y de nadie más.


viernes, 4 de diciembre de 2015

MEJOR NO HABLAR: Un cuento de ESA OBSTINADA COSTUMBRE DE MORIR

MEJOR NO HABLAR
            Las investigaciones fueron llevadas a cabo directamente por Scotland Yard con ayuda de especialistas franceses y norteamericanos. Nadie pudo dar una explicación convincente y verosímil de lo ocurrido. La Casa Taylor fue cerrada por unos parientes lejanos hasta acordar cómo dividirían los bienes.
            Lo cierto es que antes de la reunión, Kevin Taylor[1], biólogo marino excéntrico y alejado hacía años de las aulas de Oxford, había enviado a sus principales colegas extranjeros -yo entre ellos- informes detallados de lo que él consideraba un hallazgo, una mutación extraña y enorme de la especie Pagurus Bernhardus[2]
            El 23 de setiembre del año 2003 nos citó en su castillo de la campiña inglesa, acompañando a la invitación los pasajes aéreos y el correspondiente recibo de alquiler de dos automóviles para nuestro traslado desde Londres hacia las afueras de Windsor, donde vivía.
            Acudimos siete de los ocho científicos invitados; sin falsa modestia, todos de renombre internacional. Dejamos constancia de lo que se habló y se hizo en un Libro de Actas. Scotland Yard consignó que las fotografías que saqué en el momento con mi cámara polaroid, faltaban. Los espacios vacíos en el libro daban cuenta, dijeron, de que alguien o “algo” las había robado. Otro interrogante más sin respuesta.
            A la prensa le informaron lo que constaba en las actas: el Dr. Taylor mostró el espécimen, relatando dónde, cómo y cuándo lo había descubierto en el Mar del Norte. Discutimos su verdadera procedencia, la forma de mutación, propiedades y prospectivas de evolución. El acta terminaba con una frase: “Madison y Lessoine sacan el ejemplar  del recipiente de vidrio sellado y lo colocan sobre la mesa de disección. No se observa movimiento alguno aunque pueden percibirse colores cambiantes bajo la epidermis…”.  Nada más.
                        Los inspectores a quienes recurrió cada familia luego de cuatro días de no tener noticias nuestras, hallaron lo que habían sido miembros y órganos humanos diseminados por el piso, pegados a las paredes, colgados del techo de la sala principal. El resto de las cosas: maletines, vasos de whisky servidos, pipas, anotadores, lapiceras, abrigos e instrumentos quirúrgicos estaban, al parecer, tal y como los habíamos dejado en ese momento. Del animal no había rastro alguno. Pero comentaron: “se sentía en el aire un olor ácido que nos provocó vómitos compulsivos, ardor en los ojos y mareos persistentes junto con una variación constante de colores en las pupilas que nos obstruyó la visión durante semanas”      
            A mí me encontraron oculto en la bodega del castillo, dentro de un tonel, paralizado y sin habla. Me internaron como catatónico post-traumático, amnésico y al parecer irrecuperable. Mi esposa, siempre esperanzada de que volviera a la realidad, me mantuvo al tanto de las investigaciones y los artículos periodísticos aún sin obtener ninguna reacción de mi parte. Me contó que los restos fueron llevados a Londres y están en cincuenta y seis cubetas cerradas en el laboratorio principal de la Universidad.
            Nunca se comprobó nada de lo que dejamos asentado en el acta de esa fecha; ni tampoco fue posible llevar a cabo ninguno de los siete sepelios. Hasta el momento lo consideran caso no resuelto.[3]
            Yo prefiero no hablar. Aunque decidí no abrir los ojos, sé que el Pagurus Bernhardus me observa.

           





[1] Quienes lo conocieron dicen que todo en él llevaba siempre al peligro
[2] Esta especie singular de artrópodo crustáceo de cuerpo blando se aloja en las conchas 
vacías de caracoles marinos. Se la conoce comúnmente como “ermitaño”.
[3] Cold case. La comunidad científica persiste en ignorarlo.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Breve

Breve
© David Gómez Salas, el Jaguar

¿Cómo explicar a  mi mismo,
mi espíritu efusivo?
Si en cuestiones de amor,
nada es excesivo.

¿Para que soñar con un futuro?
Si amar es mi presente
y no apetezco un destino
diferente.

Te necesito

Te necesito
© David Gómez Salas
-
No sé donde nace el fuego
que funde mi esencia
para engendrar arrabios
de pasión e inocencia.
-
Arrabios que buscan en tus labios
la dulzura que mi alma
y mi cuerpo, necesitan.
Un poco de calma al ciclón
que a mi corazón, agita.
-
Ven mujercita, necesito
abrazarte y colmarte de besos.
Sentir tu piel, tu aliento
y amarte con exceso.

Escritosdemiuniverso

Este blog es como ese universo que construyo día a día, con mis escritos y con los escritos de los demás para que nos enriquezcamos unos a otros. Siéntanse libres de publicar y comentar. Les ruego, sin embargo que lo hagan con el respeto y la cultura que distingue a un buen lector y escritor natural.



“Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído…”
Jorge Luis Borges



Escritura

Escritura
esa pluma que todos hubiéramos querido tener entre nuestros dedos