ENSUEÑO
Cuando despertó a la hora convenida, la cafetera soltó
una bocanada de humo. Apareció la música escondida entre libros, y se escuchó
el ruido de los faroles que se apagaban en la calle. De una flor de vidrio
celeste hizo brotar el dulce de leche sobre las tostadas saltarinas. Mientras,
los árboles iban pintando de verde el cielo. Cada vez que las partituras
abiertas en el piano de la sala estiraban sus pétalos blancos, caían lágrimas
de nostalgia. La cama escondió el hueco de placer y lo guardó hasta la noche
salpicado de suspiros. Por la ventana abierta, la arena se colaba sin permiso.
El calor y el amarillo pintaban poco a poco los ojos abiertos de las casas. Él,
temeroso de un sueño, comenzó a silbar el desayuno y el sonido salió por la
chimenea despierta. Todo era real.
Estaba enamorado.