martes, 6 de noviembre de 2012

CRISTAL DE BACARAT



            Viernes. Cena familiar. Alrededor de la mesa se sientan como siempre el abuelo en la cabecera, al lado la abuela y le sigue, mezclados, los dos nietos y la hija con su esposo y el hijo con su pareja.     

Ocho personas de rostro sin gesto, silenciosos, a los que no escucho masticar, ni siquiera rozar los cubiertos al cortar la comida invariada de los viernes: antipasto, pollo y papas al horno, flan.

            La mucama, que ha aprendido los usos y costumbres de la casa, aparece y desaparece de mi vista, casi en puntas de pies, dejando los platos servidos ante cada uno. Los niños amaestrados, parecen muñecos; no sonríen, no se guiñan, no esconden porque no tienen nada que ocultar. Han asimilado lo que es callar durante una hora.           

            Desde hace muchos años me ha llamado la atención no oír comentarios acerca de temas cotidianos. Yo aquí, en una mesa de apoyo con incrustaciones de nácar, y como todos los viernes, con seis cuadrados de papel con nombres de adultos.

            Termina la cena. Ahora viene la palabra de la abuela: --Mercedes, traé la caramelera, por favor.

            La mucama sabe que soy delicada, pesada y temida. Me coloca en el    centro el nieto mayor de 15, su madre y su padre (hijo primogénito), la niña de 10, su padre y su esposa, hija menor de la estirpe.

de la mesa y como siempre, la niña menor saca mi tapa y un papelito. Y dice simplemente: ---Abuelo.

      Es la persona que el sábado visitará, obligado, a su segundo hijo en la cárcel de por vida, por asesino.

      Mercedes vuelve a colocarme sobre la mesita y durante los siguientes seis días podré escuchar cantar en la cocina, el ir y venir de los que habitan la casa, la música que proviene de la habitación de descanso, y esas conversaciones cotidianas que supongo rellenan todos los hogares comunes y corrientes

 

VIDA COMPARTIDA



            No quiero que suene el timbre del teléfono, no deseo que nadie -fuera de este mundo de dos personas y una gata- rompa el hechizo del día. Sólo el reloj me recuerda que se está transformando en noche y que no se pueden encadenar las horas. Fatalmente el amanecer, el desayuno y las tareas despertarán al teléfono y ambos saldremos, dejándonos un beso caliente en la boca y llevándonos un hasta luego en los bolsillos.

Escritosdemiuniverso

Este blog es como ese universo que construyo día a día, con mis escritos y con los escritos de los demás para que nos enriquezcamos unos a otros. Siéntanse libres de publicar y comentar. Les ruego, sin embargo que lo hagan con el respeto y la cultura que distingue a un buen lector y escritor natural.



“Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído…”
Jorge Luis Borges



Escritura

Escritura
esa pluma que todos hubiéramos querido tener entre nuestros dedos